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El éxito de una chica de barrio

Con solo tres trabajos de estudio, la cantante británica Adele protagoniza la última década musical y bate récords con su nuevo disco

Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS-Live
Fernando Navarro

El regreso se ha hecho esperar. Cuatro años han pasado desde que Adele publicó 21, aunque por el camino viese la luz un DVD de un concierto en el Royal Albert Hall de Londres y pusiese en 2012 su voz al servicio de la banda sonora de James Bond en Skyfall, canción por la que ganó un Oscar, un Globo de Oro y un Grammy. Se sabía que preparaba nuevo disco e incluso estaba previsto que se publicase en 2014, pero lo postergó después de que invitase a escuchar sus nuevas composiciones al prestigioso productor Rick Rubin, una especie de rey Midas de los mandos de sonido que resucitó a Johnny Cash en los noventa y ha colaborado con gente tan dispar como Neil Diamond, Metallica, Crosby, Stills and Nash, Lana del Rey, Ed Sheeran, Eminem o Kanye West. Rubin le recomendó trabajar más en las canciones y la vocalista decidió tomarse más meses. Fue un acierto. 25, su nuevo álbum, ya está haciendo historia.

Adele, por Carmen García-Huerta.
Adele, por Carmen García-Huerta.

El mundo del cine tiene un término que define a la perfección este tipo de producciones exitosas y con una trascendencia mediática mundial: blockbuster. A falta de uno con las mismas resonancias y precisión para el mundo de la música, el regreso discográfico de Adele se puede considerar el gran blockbuster musical no solo del año, sino de lo que llevamos de siglo XXI. Al igual que una superproducción que llega a las pantallas de medio planeta y de la que todos están al corriente, 25, publicado el viernes 20 de noviembre, es el bombazo de la taquilla, el mega éxito de las tiendas, un disco que ha batido récords en Reino Unido y Estados Unidos al convertirse en el más vendido de la historia durante la primera semana de su publicación, dejando atrás obras icónicas de su tiempo como Be Here Now (1997), de Oasis o No Strings Attached (2000), de ‘N Sync, que ocupaban estos lugares en las listas británica y estadounidense. Los pronósticos, según la empresa Nielsen, apuntan en la misma dirección: se prevé que 25 supere los más de 30 millones de copias vendidas de 21, el anterior trabajo de Adele, y pase a ser uno de los álbumes más vendidos de todos los tiempos.

Este blockbuster musical incluso se impone al mayor del mundo del cine: el videoclip de Hello, el sencillo de adelanto, ha sido el más visto de todo el año en YouTube y Vevo, ganando ampliamente en el número de visionados al tráiler de Star Wars: Episodio VII - El despertar de la fuerza (508 millones de visionados frente a 64). Es el regreso de la actual emperatriz del pop, una artista que con solo tres trabajos de estudio ha protagonizado la última década en la industria musical.

La cantante en febrero de 2013 tras ganar el Oscar por ‘Skyfall’, la única canción de la saga de 007 que ha ganado una estatuilla.
La cantante en febrero de 2013 tras ganar el Oscar por ‘Skyfall’, la única canción de la saga de 007 que ha ganado una estatuilla.joe klamar (AFP)

Durante estos cuatro años entre un disco y otro, poco se ha sabido de la cantante, que acaba de anunciar una amplia gira por Europa con parada en Barcelona el 24 de mayo en el Palau Sant Jordi. A diferencia de las grandes estrellas del business, no es muy dada a los tours. De hecho, no fue hasta que lanzó el disco 21 cuando se animó a recorrer otros países. Pero, a decir verdad, esta chica del barrio de Tottenham, uno de los más pobres de Londres, poco tiene que ver con las superestrellas actuales. Si bien es cierto que compite en ventas e impacto mediático con Rihanna, Taylor Swift, Madonna, Beyoncé, Jay-Z, Lady Gaga, Justin Bieber o Miley Cirus, también lo es que no cumple con las reglas de entretenimiento del pop. Su estética, su forma de ser e incluso su forma de relacionarse con sus fans se alejan bastante de un universo dominado por unos cánones de belleza, exhibicionismo e irreverencia millonaria que no se encuentran en su biografía. Adele, considerada por la revista Time como una de las mujeres más influyentes, es la antiestrella pop.

el pasado día 25, actuando en un programa de la televisión estadounidense.
el pasado día 25, actuando en un programa de la televisión estadounidense.heidi gutman (ap)

Con 27 años y tres discos, que llevan el título de la edad que tiene al publicarlos, aunque 25 corresponda a cuando empezó a componerlo, no se mueve por las pautas habituales en el pop. No muestra su vida ni opina por las redes sociales. Su discográfica le abrió hace apenas unas semanas una cuenta de Instagram, en la que se puede ver a una Adele de niña, y es casi imposible que se enzarce en batallas en Twitter o sus seguidores sepan qué está haciendo en sus vacaciones, grabaciones o conciertos. Una vez tuiteó bajo los efectos del alcohol y desde entonces su mánager le quitó la posibilidad de utilizar su cuenta. Se mostró encantada por esta decisión y lo más que se supo de ella en 2013 es que había suspendido el carné de conducir. Muchos se preguntaban qué era de Adele. En plena cúspide del éxito con 21, desapareció del mapa y encauzó su vida en una dirección impensable entre las divas del pop, con las que tampoco comparte imagen, por mucho que haya adelgazado 30 kilos, ni esa necesidad de explotar su sexualidad.

La cantante expone poco de su vida en la Red. Su mánager le quitó el control de Twitter al publicar un mensaje ebria

Celosa de su intimidad, apenas trascendió en estos cuatro años que se emparejó con Simon Konecki, ejecutivo de una organización caritativa, al que le dedica Water Under the Bridge, incluida en su último álbum. Con él tuvo en 2012 un hijo, Angelo, nombre que lleva tatuado y al que protege ferozmente de los paparazis. La cantante ganó una batalla judicial para evitar que la agencia Corbis difundiese fotografías de la primera vez que el niño fue a la guardería. Recientemente, ha asegurado que la motivación principal para regresar ha sido Angelo, al que le dedica Remedy en 25. Según sus palabras, quiere que su hijo pueda sentirse orgullosa de su madre y ver en el futuro cómo volvió a tomar las riendas de su carrera.

Parte de este sentimiento viene por la experiencia de su propia madre, que con 20 años, después de que su padre las abandonase, nunca acudió a la universidad por tener que llevar dinero a casa. Fue su madre quien la acompañó a su primer concierto de The Cure en Finsbury Park y quien más de cerca vio su pasión por la música: desde su enamoramiento adolescente por Mike Skinner de The Streets, al que le llegó a enviar cartas, hasta su decisión de ser cantante tras escuchar un disco de Etta James, quien es también su máxima inspiración estética.

Adele firmando autógrafos esta semana en Manhattan.
Adele firmando autógrafos esta semana en Manhattan.ames Devaney/GC Images

Adele sí pudo ir a la universidad. Durante sus años de estudiante en la escuela de Artes grababa canciones y, gracias a que un amigo las colgó en MySpace, fue fichada por el sello independiente XL Recordings. Entonces, todo sucedió aún más rápido, pasando de tocar en cuestión de tres años en el club Scala de King’s Cross, donde se hacía el silencio cada vez que subía al escenario con su guitarra acústica, su cerveza en la mano y su pinta de chica de barrio, a la gala de los premios Brit 2011, cuando su interpretación de Someone Like You eclipsó a todas las demás estrellas y la catapultó al éxito mundial. Luego, esta mujer de risa fácil y vozarrón herido y melancólico desaparecería. Pero, ahora, Adele ha regresado con más fuerza que nunca. Estamos ante el mayor blockbuster musical de este siglo XXI.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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