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Tentaciones
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¿Tiene privilegios un cantautor trans?

El cantautor trans Viruta FTM presenta estos días el resultado de su exitoso crowdfunding “Sin tetas no hay para disco”, Pasión Mutante: 10 canciones de diversos géneros musicales: sin etiquetas, justo como él

Diseño de portada e Interior: Susanna Martín
Diseño de portada e Interior: Susanna Martín

Caitlyn Jenner es nombrada Mujer del Año; un reconocimiento inaudito y tremendamente positivo de que hay mujeres que lo son independientemente de su sexo genital o del género que les asignan al nacer. Lamentablemente, el premio ha sido ensombrecido por la torpeza de su discurso al decir que lo más difícil de ser mujer es elegir qué ponerse, algo ante lo que Rose McGowan ha saltado: “Deberías saber que nosotras hemos tenido una experiencia muy distinta a la tuya, como hombre de privilegio que has sido (...). Ser mujer lleva consigo un gran bagaje: el peso de la desigualdad histórica de género.” ¿El resultado? Acusaciones de transfobia. ¿Son los privilegios de McGowan como mujer cis superiores a los de Caitlyn Jenner como mujer trans?

La transexualidad parece muy distinta cuando se cuenta a la inversa (de mujer a hombre) y desde una situación socioeconómica muy diferente. “Cuando pasas a ser un sujeto leído como hombre, aunque no desprendas agresividad, por tu actitud o por tus características físicas, notas de pronto que cuando caminas detrás de una muchacha por la noche ella aprieta el paso, que estás siendo visto como un agresor; o, al contrario, que te asignan un papel de defensor cuando caminas con varias chicas que, de hecho, son más altas que tú”, dice Viruta FTM, cantautor trans (female-to-male, de hombre a mujer). “Es una oportunidad muy curiosa vivir parte de tu vida como un sujeto de género y parte como otro; detectas muchas cosas que te habrían resultado inadvertidas”.

Quizá por eso Viruta cuenta con una canción sobre Privilegios masculinos. El abandonar el qué ponerse es también uno de ellos. “Abandonas ese sistema de cuidados eternos femenino: te permites el lujo de descuidarte físicamente. También es cierto que ser ‘niño’ es muy aburrido, no puedes usar colores. Pero los privilegios masculinos molan mucho: con la misma broma con la que antes eras una loca bollera de mierda ahora la gente se ríe que no veas. El miedo permanente a esa violación o agresión sexual con el que vivimos todas desaparece. Pero es que además hay en ciertos entornos más sensibilizados incluso un cuidado especial porque eres trans, es como que la gente intenta demostrarte más consideración, y eso parece que te legitima hasta para ser gilipollas”. Mira, McGowan, por aquí sugieren que igual tu comentario no era tránsfobo.

"A los chicos trans nos buscan un hombre hegemónico al que acercarnos, y evalúan cuánto nos acercamos a él por medio de tests; un hombre “real” que es el típico macho alfa”

Seguramente Caitlyn Jenner se lo tomase de otra manera si se encontrara, como ha sido el caso de Viruta, “pobre de solemnidad: sin trabajo, ni paro, ni nada” y buscando la forma de conseguir el dinero necesario para operarse el pecho, “como intentan casi todas las personas con esta trayectoria, y digo casi. La modificación corporal, normalmente la buscas, pero hay gente que no; y, sin embargo, te obligan, tienes que pasar por las fases que te marcan. El proceso relativo a la transexualidad (regulado a partir de 1997) está muy pautado, legal y médicamente, y diseñado de arriba abajo, sin contar con la gente trans; tan pautado que yo fui disidente de ahí y me tuve que buscar las castañas por mi lado. A los chicos trans nos buscan un hombre hegemónico al que acercarnos, y evalúan cuánto nos acercamos a él por medio de tests; un hombre “real” que es el típico macho alfa”. ¿Qué pasa si un chico trans no quiere ser un macho alfa? Pues que sale del sistema que “protege” y “respeta” la transexualidad, pero sólo una vivencia transexual en concreto, y que es el requerido para, por ejemplo, cambiar de nombre legalmente. “El periodo que comprende entre que empiezas a tener cambios corporales y una imagen corporal más masculina hasta que tu documentación tiene nombre de chico, es el momento más complicado para encontrar curro, por ejemplo”.

¿La alternativa? En el caso de Viruta, la música. “Yo quería conseguir dinero para las dos cosas: no podía grabar el disco y operarme las tetas, con los sueldos de los trabajos de machaca que tenía. Las plataformas de crowdfunding no te permiten usarlas para eso, pero siempre lo he dejado claro.” Su proyecto en Verkami se llamaba “Sin tetas no hay para disco”, y consiguió su objetivo, aunque estos eran quizá poco realistas. Leí que casi todos los crowdfundings tienen muchos problemas a la hora de la ejecución porque están diseñados sobre una servilleta de bar: ‘bueno, más o menos supongo que esto costará tanto…’. Una economista feminista bastante conocida, me dijo al alcanzar el objetivo ‘Vaya, cómo me alegro, espero que te llegue, suerte’. Yo me quedé muy sorprendido, pero ella sabía ya que me iba a pillar los dedos. El dinero ha dado para lo que ha dado: para grabar, que era lo primero. Esto no podía convertirse en un ‘opérate las tetas y corre’. Ahora no me dedico nada más que a esto, y toca presentar el disco, y girar con él, y esperar que de ahí vaya saliendo pasta para la operación”.

Las redes sociales son fundamentales para los músicos, dicen. En el caso de Viruta, eran ellos, sus “montones de followers que a veces no sé ni cómo gestionar” (se define un poco tecnófobo, aunque reconoce que los “micromundos” que se construyen en las redes están ayudando mucho a las generaciones más jóvenes, y habla de YouTube como su gran facilitador), los que demandaban su material. Algo que valora especialmente “porque al final son mis cositas, es política, pero es personal, también, claro, y hace mucha ilusión esa acogida”. Esa mezcla de lo personal y lo político que ya presentaba Carol Hanisch (o sus editores, depende de cómo se mire), que ha formado parte del espíritu de su crowdfunding y sigue presente en el disco. “Llegará el momento en que me pueda operar, y, quién sabe, haré un reality”, bromea.

El disco es, como él, inclasificable (“A mí la palabra normal me parece casi un insulto”, dice). Diez canciones en las que ha ido jugando con los géneros, desde la bossa nova hasta el country pasando por el hip hop. Se lee en su web: “de todos los tiempos. Para todos los gustos. Porque si no te gusta una, igual te gusta otra. O si no, a tu abuela. A mí, las pasiones musicales, me han ido cambiando. ¿Acaso tú no tienes la pasión mutante?”. Quizá porque en su casa, donde su padre tenía problemas de oído, se escuchaba poca música, y la fue recogiendo de aquí y de allá; quizá precisamente por su posicionamiento a caballo entre las etiquetas. “Lo primero que me preguntaron en el estudio fue a qué sonaba Viruta, y pensé ‘la hemos cagado’”. Sin embargo, está muy contento con el sonido final. “Es la primera vez que me han dado ganas de oír una cosa que haya hecho yo, y eso me parece una muy buena señal”.

Pasión Mutante se presentará en Barcelona el viernes 20 de noviembre, Día de Conmemoración de los asesinatos trans, a las 21.30 h. en el Club Cronopios.

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