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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Artículos más que defectuosos

PorAlejandro Bachiller, de Ingeniería sin Fronteras.

'Me compré el nuevo Zapatophone-6, a los dos meses cambiaron el sistema operativo y todo empezó a ir lentísimo. Lo actualicé y todo solucionado'. Quien no haya escuchado esta conversación o lo haya vivido en primera persona, es que no vive en este mundo en el que la obsolescencia programada se ha vuelto vertiginosa: la industria de las telecomunicaciones administra cada innovación al milímetro, haciéndonos absolutamente dependientes de sus estrategias de ventas, tenga las consecuencias que tenga en el medio ambiente o en las manos que ensamblan todos nuestros gadgets.

Al fin y al cabo, un sistema operativo puede no tener mayor importancia, de acuerdo. El problema es que el ciclo de vida de los productos electrónicos es cada vez más corto. Los consumidores buscamos una mayor variedad de funciones a menor coste y en el mínimo tiempo posible. Y por otra parte las principales empresas de la industria electrónica buscan fabricar productos electrónicos cada vez más pequeños y ligeros a través de la nanotecnología, así como la producción a gran escala de estos dispositivos al menor coste económico.

Pero todo esto tiene asociado un importante coste aparte del económico: el coste social y medioambiental. A lo largo del ciclo de vida de sus productos, la electrónica es el sector que mayor violación de derechos humanos envuelve.

En la fase de extracción, tanto la ONU como diversas ONG han relacionado la extracción de los llamados “minerales de conflicto” con constantes violaciones de los derechos humanos y millones de muertos y desplazados en la República Democrática del Congo (RDC). Aunque la lista de minerales de conflicto es mayor, comúnmente se destacan cuatro, la casiterita, la columbita-tantalita o coltán, el wolframio y el oro. Todos ellos son componentes esenciales en multitud de productos electrónicos, y por esta razón, los impactos sociales, políticos y medioambientales asociados con la extracción y el suministro de los citados minerales puede ser atribuido de una manera más o menos directa a la industria electrónica.

Desde el Consejo de Seguridad de la ONU se ha alentado a los países miembros a regular el comercio de los minerales de conflicto. La Comisión Europea ha publicado una propuesta de regulación. Su votación fue paralizada tras la aprobación de la enmienda 155, que proponía obligar a todas las empresas de la cadena de suministro (no sólo a las importadoras y fundidoras de minerales) a informar sobre su utilización. Desde Ingeniería Sin Fronteras (ISF) pensamos que la superficialidad y generalidad de la propuesta de regulación no ayuda a que la extracción y el comercio de estos minerales dejen de financiar conflictos armados. Una regulación profunda fomentaría prácticas empresariales responsables a lo largo de toda la cadena de producción contribuyendo al fortalecimiento de la situación socio-económica de las zonas de conflicto.

Por otra parte, la fase de fabricación y ensamblaje llevada a cabo mayoritariamente en el sureste asiático y México, conlleva una situación de abusos laborales en la cadena de producción alarmante. El ansia de las subcontratas de firmas de productos electrónicos por reducir costes pone en riesgo la salud de las personas que trabajan en sus fábricas, además de violar sus derechos humanos y contaminar el medio. Todo facilitado por la falta de regulación estricta y de vigilancia.

Por otro lado la fase de fin de vida de un producto electrónico se ve reflejada en la duración de nuestros dispositivos. La “obsolescencia programada” está generando un debate entre ética y consumismo: reparar nuestros productos electrónicos es una opción con frecuencia difícil y costosa. Y el reciclaje no siempre funciona, debido a los continuados robos en puntos limpios y la gestión ilegal de residuos. Actualmente gran parte de los residuos electrónicos se exportan a países como Ghana o China, donde auténticas ciudades vertedero reflejan el grave incumplimiento del Convenio de Basilea. Todo ello sumado a la competencia desleal de los fabricantes que no se responsabilizan de la gestión de sus productos al final de su vida útil.

Los consumidores tenemos el poder de ser los protagonistas de la fase de uso de los productos electrónicos, usando nuestros aparatos de la manera más responsable posible y demandando que se cumplan una serie de requisitos que hagan que este sector empiece a tomar de una vez un rumbo diferente.El primer paso para elegirelectrónica éticaes informarse. Porque sólo con información y movilización lograremos dispositivos menos defectuosos para todos.

Comentarios

Estamos perdidos. Ellos saben mas y se actualizan mas pagando solo a los mejores en el nivel alto.De manera que un capataz con un látigo-y no hablo del tercer mundo sino del primero- es capaz de tener a todos los empleados sometidos y a los consumidores tambien. O quizas no sean tan listos, pero desde luego nosotros tontos, si. Porque todo lo que has contado se sabe, pero seguimos cayendo en sus redes como...eso, tontos.
Estamos perdidos. Ellos saben mas y se actualizan mas pagando solo a los mejores en el nivel alto.De manera que un capataz con un látigo-y no hablo del tercer mundo sino del primero- es capaz de tener a todos los empleados sometidos y a los consumidores tambien. O quizas no sean tan listos, pero desde luego nosotros tontos, si. Porque todo lo que has contado se sabe, pero seguimos cayendo en sus redes como...eso, tontos.
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