¿Pueden las joyas mejorar la vida de las personas?
Por Sergi García, de Oxfam Intermón
Sí, el simple gesto de comprar unos pendientes puede realmente mejorar la vida de las personas. Eso sucede cuando estos pendientes son de comercio justo. ¿Quieres saber cómo?
Detrás del comercio justo hay una serie de premisas éticas, unos principios. El primero de ellos es promover la “creación de oportunidades para productores y productoras con desventajas económicas”. Se trata de combatir la pobreza y promover el desarrollo sostenible, creando oportunidades para productores y productoras que se encuentran en situación de inseguridad económica y marginados por el sistema de comercio convencional. Oportunidades de tener un trabajo, de tener ingresos, de poder acceder a gastos como la educación de los hijos o la sanidad.
Tara Projects es una organización con base en Delhi (India) que se dedica a todo esto de la creación de oportunidades y del comercio justo. Fue fundada a finales de los 70, cuando incluso la expresión “comercio justo” estaba en pañales. La actividad comercial de Tara es la producción y venta de artesanías. Con las ventas que consiguen no sólo pagan un salario justo a las artesanas y artesanos, sino que además pueden llevar a cabo pequeñas iniciativas de apoyo a productores y a comunidades en situación de fuerte pobreza y marginación, como las de los slums (barrios pobres) de Delhi y ciertas zonas rurales.
Algunas de estas iniciativas son: talleres de formación profesional para mujeres, educación para los niños de zonas más desfavorecidas, proveer de equipamientos como un centro de asistencia sanitaria o una aula para aprender informática, desarrollar un programa de concesión de microcréditos para poner en marcha pequeños negocios o combatir la explotación infantil, que en la India es una verdadera plaga.
La actividad de comercio justo, pues, genera beneficios y posibilidades no sólo para los productores, sino también para sus familias y comunidades, creando una especie de efecto dominó que empieza con la venta de sus productos. Es el primer principio en acción. Pero este principio también actúa en caso de problemas: desde hace un tiempo, se está viendo que la demanda de ciertos tipos de productos, como las artesanías de comercio justo, está descendiendo. Los gustos cambian muy rápido y, en cambio, algunos productos cambian muy lentamente, debido a la falta de capacidades (otro de los principios del comercio justo es, precisamente, facilitar el desarrollo de capacidades).
Pensando en ambos criterios, en Oxfam Intermón se nos ocurrió que podíamos colaborar con Tara para encontrar la manera de generar productos más atractivos y al mismo tiempo desarrollar nuevas capacidades de los productores, con el fin de crear nuevas oportunidades para ellos. El producto elegido fue la joyería hecha con plata. Le planteamos a Tara si estarían dispuestos a aprender a trabajar la plata para producir unos diseños elaborados en España. Dudaron al principio, se trataba de una técnica que no dominaban, con cierta complejidad. Pero pronto aceptaron e hicieron suyo el proyecto.
Mientras escribo esto, la gente de Tara y las artesanas y artesanos del grupo productor KB Crafts están poniendo en marcha un taller de producción de piezas de plata, con la idea de poder producir en breve las primeras muestras. Nunca se sabe si este tipo de iniciativas saldrán bien del todo. Implican tiempo, muchas ganas y pasión por parte de todos, recursos y, por supuesto, algo de suerte. Pero se dan todas estas condiciones y en primavera las piezas ya estarán por aquí. La idea es que al final del proceso, la gente de Tara domine una nueva técnica y disponga de los recursos para ponerla en práctica. Eso les permitirá ofrecer nuevos y mejores productos, más adaptados a la demanda de clientes potenciales en nuevos mercados. Habrá más productores trabajando, salarios justos para más gente, y beneficios para sus familias y comunidades.
Así, de la colaboración entre todos los actores que intervienen en la cadena de consumo del comercio justo nacen las oportunidades que permiten a las personas más desfavorecidas progresar y tener opciones para luchar por una vida digna. No siempre el modelo de intervención tiene que ser el mismo. Por ejemplo, hay un grupo productor en Perú, Allpa, que ya domina esta técnica. En su caso, las oportunidades vendrían de otro lado.
Y es que, desafortunadamente, aún son muchos los problemas que hay que enfrentar. En lo económico, están las dificultades para acceder a mercados, los precios bajos causados por el poder que ejercen las grandes corporaciones y multinacionales, o la falta de recursos y capacidades para desarrollar productos o adquirir la materia prima y la maquinaria necesaria.
En lo social, es aún más alarmante: desigualdad de género, explotación infantil, negación del derecho de asociación, tradiciones sociales y culturales que favorecen la existencia de colectivos marginados... etcétera. Un etcétera que justifica sobradamente el hecho de que el esfuerzo por la creación de oportunidades sea el primer principio de comercio justo y deba estar, por ello, muy presente en nuestras cabezas.
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