El dispensador de relatos
La idea del intercambio de libros en pequeños espacios de la ciudad no es algo nuevo. Desde el siglo pasado, han surgido pequeños e innovadores proyectos impulsando la cultura a través de la lectura en distintos formatos. Durante los años veinte, surgió en el estado de North Carolina (US) la idea de transportar libros en un pequeño camión para que la gente pudiera leerlos y devolverlos. Concretamente, en el municipio de Davidson County, existe desde 1929 un servicio de librerías públicas conocidas como The Book Mobile, al servicio de la comunidad.
En los 80, Jaime Lerner – arquitecto y por aquel entonces alcalde de Curitiba- instaló un servicio de bibliotecas públicas llamado Los Faros del Saber; pequeñas bibliotecas de barrio, construidas en forma de faro junto a las escuelas, las cuales tenían un acceso independiente para la comunidad. La arquitectura de Lerner se inspiró en la Biblioteca de Alejandría y los Faros portuarios, los cuales abrigaban un puesto de la Guardia municipal, contribuyendo para la seguridad tanto de los alumnos como de los habitantes de la zona.
Desde entonces, se han estado desarrollando distintos proyectos alrededor del mundo para impulsar la lectura en las ciudades y ha nacido esa intersección entre arquitectura, cultura y diseño. Se han visto muchas intervenciones urbanas que siguen los ejemplos de Davidson County, usando el libro físico como protagonista y cambiando los camiones por vagones de tren, autobuses, cabinas telefónicas, troncos de árbol, playas, etc.
Pero a mi parecer, la ciudad de Grenoble ha dado un paso más allá. A través de una curiosa intervención diseñada por la start-up Short Édition conjuntamente con el ayuntamiento de la ciudad, se han introducido en la sociedad pequeñas dosis de literatura sumándole además, el disuadir el hábito de mirar el teléfono permanentemente.
La sociedad actual tiende a utilizar el teléfono móvil para “matar” el tiempo mientras se espera el autobús, se cruza la calle, se espera a un amigo/a, se está en una cola… que en resumidas cuentas, son pequeños plazos de tiempo que pocas veces sobrepasan los 5 minutos. Y ese es exactamente, el objetivo de Short Édition: aprovechar el tiempo con literatura.
Este dispensador de relatos consiste en una máquina social de literatura, completamente gratuita, que tiene tan solo tres botones. Cada uno ofrece 3 tipos de historias distintas dependiendo del tiempo que el usuario disponga: 1, 3 o 5 minutos.
El relato de un minuto tiene una extensión de 8 cm mientras que para el de cinco minutos su longitud es de 60 cm. El papel es totalmente reciclable y los tipos de lecturas que salen del dispensador pueden ser poemas, fragmentos de novelas, cuentos cortos, ensayos breves…
De esta manera la capital de los Alpes franceses, conocida por sus altos índices de criminalidad, ha apostado por la cultura y la innovación dejando de lado la delincuencia. De momento, hay solo 8 dispensadores de relatos localizados en diferentes puntos estratégicos de la ciudad y más de 600 relatos escritos por la comunidad de escritores de Short Édition.
A pesar de estar en estado de prueba, no se descarta que en un futuro aparezcan relatos escritos en otros idiomas y géneros así como el cómic y la novela gráfica, promocionando y apoyando el trabajo de muchos escritores locales, animándolos a trabajar conjuntamente para el bien de la ciudad.
Este tipo de iniciativas que utilizan el diseño como estrategia para el movimiento global de las Little free Library, no solo plantea la promoción de la lectura en las ciudades sino un importante trabajo para los profesionales creativos de muchas disciplinas distintas, pues emergen movimientos que promocionan la innovación, la colaboración y el diseño.
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