Comercio justo: iguales oportunidades
Por Juanjo Martínez de Oxfam Intermón
La campaña IGUALES de Oxfam denuncia los efectos negativos que la desigualdad extrema está ocasionando, se mire por donde se mire (excepto si se mira por el bolsillo de un puñado de personas). Así, se detallan las causas de esa cada vez mayor concentración de la riqueza en menos manos y se van proponiendo varias soluciones. Algunas de las propuestas “están en el tejado” de los gobiernos, aunque acaba siendo una cuestión de la ciudadanía conseguir que los gobiernos atiendan a esas propuestas. Pero hay otras propuestas que apuntan directamente a los ciudadanos, concretamente a sus prácticas en tanto que consumidores. En este plano, el Comercio Justo se significa como una alternativa.
De hecho, el Comercio Justo tiene una contribución evidente en temas de igualdad como por ejemplo en género, en orientación hacia las personas más desaventajadas y en la generación de ingresos suficientes mediante el pago de un precio justo. El precio justo se entiende como aquél que permite a las personas vivir dignamente de su trabajo. Consulta los criterios de comercio justo en este enlace.
Es decir, el Comercio Justo paga salarios justos a personas que viven en situaciones muy adversas en países en desarrollo (sin perjuicio por género y en ocasiones con especial orientación a las mujeres). Estos salarios se aseguran justos porque establecen unos mínimos no supeditados a vaivenes de los precios de los mercados. Los mínimos tienen una formidable virtud económica, y lo digo anticipándome a las críticas desde la ortodoxia del mercado, es decir, a que no generan un exceso de oferta porque responden a una demanda específica de los consumidores. En efecto, cuando un comprador de café o de una prenda de vestir opta por los que estén hechos en condiciones de Comercio Justo, está estimulando la oferta que tiene la característica de estar producida en estas condiciones justas. Luego su impacto será en términos de trasvase de estímulo de la oferta convencional hacia la oferta justa, no de sobreproducción.
Conocemos casos en África, en Asia y en América Latina donde las organizaciones de productores van admitiendo nuevos miembros en la medida en que va aumentando y va consolidándose la demanda de sus productos. Al ir ocurriendo este proceso, no sólo se están dando más oportunidades a estas personas, sino que están consolidándose esquemas productivos más sostenibles, tanto social como medioambientalmente, por ejemplo, con la agricultura de pequeña escala.
El mecanismo del Comercio Justo es una herramienta de igualdad en sí misma (trasvase de recursos en condiciones sostenibles desde consumidores de mercados desarrollados a productores en países en desarrollo). Pero destaca especialmente en este sentido por la capacidad que tiene de generarse desde los millones de decisiones de consumidores responsables que demuestran con sus actos que verdaderamente quieren un mundo más igual y para ello realizan su demanda atendiendo a los derechos de las personas.
La demanda debe adaptarse a los derechos de las personas, y no al revés.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.