Traer el pasado al presente
FOTO: Paisi Aalto
Que construir en el sudeste asiático dista mucho de hacerlo en Escandinavia lo aprendieron los arquitectos noruegos Yashar Hanstad y Andreas Gjertsen del estudio Tyin cuando les encargaron la rehabilitación de esta vivienda en Trondheim, la ciudad en la que viven en el centro de Noruega. El encargo era traer una casa de los años cincuenta al presente. Y los proyectistas cuentan que además de tener que esmerarse en el aislamiento, frente a los acabados que buscan sombra y ventilación en sus proyectos asiáticos, la transformación de esta vivienda suponía otro reto más: estrenarse como arquitectos comerciales. Así, la vivienda representa su primer intento por poner en práctica en su país lo que tanto han desarrollado por el mundo. Esto es, trabajar con los materiales, tecnologías y técnicas disponibles, controlar el presupuesto, apoyarse en la lógica y apostar por el pragmatismo. Pero también, a discutir prejuicios y a no renunciar a la belleza.
Todo ese conocimiento han sabido traducirlo a temperaturas bajo cero, carestía de la mano de obra (aquí, frente al sudeste asiático, más que de los materiales) y necesidad de aislar. El resultado es que la vivienda parece hoy mucho más arraigada en el lugar que cuando ellos la encontraron y, sin embargo, el interior ha dejado detrás una distribución segmentada muy convencional para dejar paso a las dobles alturas, las estancias multiuso y una mayor relación entre los habitantes de la casa, en este caso una familia de cuatro. La transformación ha sido espacial, energética y plástica. En este orden. Y la han protagonizado los dueños convertidos en constructores y jefes de obra. Esta vez no han sido los propietarios los que han levantado la casa, se han limitado a guiar a los dueños. Hoy, la casa está abrigada por muros de 30 centímetros forrados de pino tratado y coronada por una cubierta de 35 centímetros de grosor. El aislamiento interior es de la madera más fácil de encontrar en Noruega: el abedul. Eso sí, con los nudos visibles habla más de naturaleza que de construcción. Y más de calidez que de embellecimiento.
Babelia
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