_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Perdedores

Rajoy volvió a hablar de coaliciones de perdedores en el congreso del Partido Popular Europeo, cosechando un aplauso unánime

Almudena Grandes

La primera vez que escuché esa expresión, Aguirre estaba en campaña electoral. Ignoro si es una creación suya, tan personal como las mamandurrias, pero no había oído hablar de ninguna “coalición de perdedores” hasta entonces. En ese momento experimenté una piadosa variedad de la vergüenza ajena, y en lugar de celebrar lo que sólo podía interpretar como una metedura de pata, me sonrojé violentamente por dentro. ¡Ay, madre mía!, me dije, esta mujer está perdiendo la cabeza... Pues no. Pese al respeto reverencial que, quizás por haberlas suspendido tantas veces, profeso por las matemáticas, la equivocada, una vez más, era yo. Hace unos días, Rajoy volvió a hablar de coaliciones de perdedores en el congreso del Partido Popular Europeo, cosechando un aplauso unánime. Está claro que, para la derecha, la aritmética no es una ciencia, sino una opinión. La que, sin ir más lejos, ha impulsado al presidente de Portugal, el conservador Cavaco Silva, a encargar Gobierno a Passos Coelho, sabiendo de antemano que no podrá hacerlo, porque una oposición dispuesta a formar un Gobierno de izquierdas lo impedirá en el Parlamento portugués. Los números de la deuda y el déficit que Cavaco ha invocado para contrariar la voluntad popular carecen de importancia cuando la derecha se arriesga a perder el poder. Aunque es evidente que los portugueses han votado que Passos no siga gobernando, si hay que hacer otras elecciones, se hacen, por mucho dinero que cuesten. Y si a la izquierda se le ocurre presentarse en una coalición perfectamente legítima, se saca a pasear el fantasma de los sóviets, como hizo Esperanza sin pudor alguno. Todo vale, porque Europa se ha convertido en un casino, y en los casinos, ya se sabe, la banca siempre gana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_