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Martha Stewart, la reina del hogar

La gurú del estilo de vida se confiesa en Madrid: “El éxito de cualquier negocio está en evolucionar”

Andrea Morales Polanco

Cada época tiene su propia diosa del lifestyle. Los sesenta tuvieron a Julia Child, la sofisticada chef que acercó la gastronomía francesa a miles de espectadores, y los noventa a Martha Stewart (Nueva Jersey, 1941), la mujer que logró convertir el perfeccionismo en el hogar en un imperio del estilo de vida.

Martha Stewart en la cocina de la residencia del embajador de EE UU en España.
Martha Stewart en la cocina de la residencia del embajador de EE UU en España. Claudio Álvarez

Hoy muchas famosas como Gwyneth Paltrow, Reese Witherspoon, Jessica Alba o Blake Lively intentan copiar su fórmula, sin embargo, hasta el momento ninguna le ha podido arrebatar la corona. Stewart pasó de ser una destacada trabajadora a una sobresaliente ama del hogar. Una mujer que en los setenta abandonó su trabajo como agente de Bolsa en Wall Street, para empezar un pequeño negocio de catering, en Connecticut, que luego convirtió en un negocio millonario.

Martha Stewart en una imagen de 1986.
Martha Stewart en una imagen de 1986.Cordon press

Fue emprendedora antes de que la palabra se pusiera de moda. Tiene su propio programa de televisión; revistas dedicadas al estilo de vida, que van desde cómo poner una mesa o preparar una cena hasta cómo organizar una boda de ensueño; su propia línea de muebles y utensilios para el hogar y aplicaciones para los smartphones y tabletas. La presentadora icono de la televisión estadounidense ha visitado esta semana Madrid, invitada por Marca España y la Embajada de EE UU. Y, cómo no, ha hablado de emprendimiento.

“Fui emprendedora antes de saber que lo era”, dice entre risas, mientras da una charla a unas 80 personas en Casa de América. Y es que la historia del gran imperio que esta millonaria, empresaria escritora, autora y presentadora ha logrado se remonta a su infancia. Hija de una típica familia de clase media estadounidense, desde pequeña Stewart mostró interés por la cocina, la jardinería y la decoración. Pero no fue hasta después de que finalizara sus estudios en Historia de la Arquitectura en Barnard (Nueva York) y dejara su trabajo en Wall Street que descubrió que ella tenía la capacidad de vender un producto que es difícil de cuantificar: el estilo y buen gusto. Tras el éxito en su empresa de catering, vino su gran oportunidad: publicar su primer libro, Entertaining, su primer ejemplar de cocina, que en 1982 se convirtió en un New York Times Best Seller. A esta publicación le siguieron otras 84. Cuando por fin se ganó un nombre, Martha apostó por crear una revista. En 1990 salió a la luz Martha Stewart Living Magazine —este año cumple su 25º aniversario—. Con el público rendido a sus pies, volvió a arriesgarse. En 1993 comenzó su propio programa de televisión y para 1997 ya había creado su imperio: Martha Stewart Living Omnimedia. Una empresa de medios segmentada en publicaciones, Internet, plataformas de medios de radiodifusión y líneas de productos. Dos años después su negocio ya se cotizaba en la Bolsa y tenía un valor de 1.800 millones de dólares (unos 1.600 millones de euros). Este año la diosa de la decoración del hogar vendió su compañía por 317 millones a Sequential Brands. Ella, sin embargo, sigue siendo una de las mayores accionistas, además de gerente creativa. ¿Su éxito? Arriesgarse. “Debes de ser capaz de levantarte de cada fracaso. Debes estar seguro de tu negocio y sobre todo evolucionar”, asegura desde el salón Embajadores en Casa de América.

Y ella sabe muy bien lo que dice. Su célebre trayectoria también ha tenido baches. En julio de 2004 fue condenada a cinco meses de prisión, cinco meses de detención domiciliaria y dos años de libertad condicional, además del pago de 30.000 dólares de multa, por su participación en la venta de 4.000 acciones de la empresa de biotecnología ImClone, en diciembre de 2001, poco antes de que su valor cayera en picada en la Bolsa de Nueva York. Aunque no fue acusada del uso de información privilegiada, Stewart fue encontrada culpable de tratar de encubrir el delito y de mentir a las autoridades. A pesar de la sentencia, la reina de la decoración demostró una vez más su poder, durante ese tiempo las acciones de su compañía aumentaron de 8,64 dólares cada una, a 11,81. Finalizada su condena y con la misma agilidad que pasó de ama de casa a magnate, Stewart volvió a los negocios. Pero en 2011 la gurú volvió a enfrentarse a otro escándalo. Su única hija, Alexis, la acusaba de ser excesivamente perfeccionista y no prepararle comida cuando era una niña. Esta y otras revelaciones salieron publicadas en el libro Whateverland: Learning to live here. “Crecí con una pistola de silicona apuntando mi cabeza”, confesaba.

Martha Stewart junto al embajador de EE UU James Costos, su pareja el diseñador Michael Smith y el chef de la embajada en el huerto de la Fundación Carmen Pardo-Valcarcel.
Martha Stewart junto al embajador de EE UU James Costos, su pareja el diseñador Michael Smith y el chef de la embajada en el huerto de la Fundación Carmen Pardo-Valcarcel.

Stewart se tomó el testimonio con gracia y no quiso entrar en la batalla familiar. Hoy continua siendo la presentadora con más credibilidad de los Estados Unidos, con una fortuna valorada en más de 573 millones de euros, según Forbes. Por ello y más no le han faltado cumplidos. “Steven Spielberg es vecino mío. Un día me dijo: ‘Has elevado el cuidado de la casa a un arte”, se vanaglorió en su visita a Madrid.

Panecillos de suero de leche (Buttermilk)

A.M.P

Durante su visita a Madrid, Stewart compartió la cocina de la casa del embajador estadounidense, James Costos, con siete jóvenes de la fundación Pinardi.

Los cocineros que participan en el proyecto Primer experiencia profesional realizaron unos panecillos de mantequilla.

La receta:

- 2 tazas de harina

- 2 cucharaditas de polvo de hornear

- 1/4 cucharadita de bicarbonato de sodio

- 1 cucharadita de sal gruesa

- 1/2 taza de mantequilla (1 barra ) fría sin sal y cortada en pequeños pedazos

-1/2 taza de suero de leche baja en grasa (Buttermilk)

-1/2 taza de nata de leche

Elaboración:

Precaliente el horno a 375 grados. Mezcle la harina, el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal en un tazón mediano. Luego añadir la mantequilla hasta que la mezcla parezca harina gruesa. Añadir poco a poco el suero de leche y la nata; revuelva hasta crear una masa. Gire la masa sobre una superficie ligeramente enharinada, y pase el rodillo hasta que tenga unos tres centímetros de espesor. Usando un molde corte en rondas. Traslade los panecillos a una bandeja para hornear forrada con papel pergamino. Con un cepillo barnice con suero de leche los panecillos. Hornear de 20 a 25 minutos hasta que luzcan dorados. Sirva con mermelada o nata.

El secreto: Cocinar con los ingredientes muy fríos y tener el horno caliente.

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