_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Bragas a euro

Básicos, les llaman los mercadotécnicos, que, como los psicólogos, tienen nombre para todo

Luz Sánchez-Mellado

Vale que las cosas de comer son sagradas. Pero además del pan, la leche y los huevos —con perdón— nuestros de cada día, hay otros artículos de primerísima necesidad que no tienen IVA ultrarreducido, y deberían. No hablo solo del cine, el teatro y los conciertos, que alimentan y abrigan el espíritu, pero sin los que, a las malas, puede una pasar el invierno sin caer enferma. Algunos líderes, de hecho, pasan toda la vida y alardean de ello en el Congreso, pero eso es otra columna. Me refiero a las bragas, los calzoncillos, los calcetines, los sostenes, esas prendas piel con piel sin las que solo somos unos mamíferos arrogantes poco evolucionados para sobrevivir a la intemperie, el ojo ajeno y el amor propio. Básicos, les llaman los mercadotécnicos, que, como los psicólogos, tienen nombre para todo. Pues bien, para algunos, hasta los básicos pueden ser accesorios.

Estos días se habla mucho de las colas que ha provocado la apertura de Primark en la Gran Vía madrileña. El nuevo templo de la moda low cost, hemos pregonado muchos, con ese papanatismo nuestro de maquillar con el barniz del inglés lo que suena cutre en castellano. El comercio barato supone el 12% de la cuota de mercado en España. Poco me parece. Con sueldos de mil euros, quien los gane, los presuntamente asequibles Zara, Mango y H&M son tan prohibitivos para la nueva clase trabajadora como Loewe, Dior o Gucci para la entelequia antes conocida como clase media. Un exceso solo permisible en grandes ocasiones o en las rebajas del 70%. Por eso, más allá de la tontería de la novedad, la caza del chollo y el yo lo vi primero, las colas de Gran Vía hablan de la dignidad y rebeldía de esas mujeres y hombres que se las buscan para vestirse como quisieran si pudieran. Un quiero y no puedo, de acuerdo. Pero hay quien puede y no llega. Porque la elegancia, la belleza y la decencia ni se compran ni se venden. Se llevan de serie o nada.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_