La nueva transformación de Renée Zellweger

Hace justo un año Renée Zellweger saltaba de golpe a infinidad de titulares de medios de comunicación de todo el mundo por su sorprendente cambio de imagen. Hacía tiempo que no se dejaba ver en eventos públicos, y a pesar de estar acostumbrados a sus cambios de imagen por sus distintos papeles, las alarmas saltaban cuando su rostro lucía irreconocible en una alfombra roja de unos premios. Más delgada, con menos arrugas, con los ojos algo menos achinados y sin rastro de su característico rostro más bien redondo. Un cambio que incluso levantó los rumores de que su nuevo aspecto le iba a costar el papel que le dio su mayor fama, el de Bridget Jones.

Nada más lejos de la realidad. Doce meses después de que asegurara que su cambio se debía a su felicidad y a llevar una vida sana, hoy la actriz se pasea por las calles de Londres caracterizada por su famoso y carismático personaje 14 años después de haberse puesto en su piel por primera vez. De nuevo se ha hecho con el papel en una cinta en la que tampoco falta el galán inglés Mark Darcy (interpretado por Colin Firth). Pero sí hay dos visibles novedades en la nueva entrega de la saga: Bridget Jones ha cambiado su famoso diario por una tableta y, como el nombre de la tercera película de la saga presagia (Bridget Jones' Baby), Renée Zellweger luce tripa de embarazada.

A falta de ver la cinta en septiembre de 2016, lo que sí es cierto es que en el pasado año la intérprete se ha dejado ver mucho más a lo que nos tenía acostumbrados. Con su nuevo papel ha ganado también algunos kilos, y lo cierto es que sus más recientes apariciones no han generado ni de lejos polémica alguna. El pasado fin de semana se dejó ver en una carrera solidaria para apoyar la lucha contra la ELA (enfermedad que popularizó el reto del cubo helado), y ya parecía casi la de siempre.