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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

"Gbich", el humor a la marfileña

Ángeles Jurado

La sede de Gbich se esconde en una pacífica callecita de Koumassi Remblai, un barrio popular de Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil. Es un edificio pintado de color rojo, con algunos de los personajes emblemáticos de las tiras cómicas de esta publicación trepando por la fachada entre bocadillos. Junto a la puerta se fija una lona en la que figuran caricaturas conocidas y amadas por muchos marfileños: Gazou, JoBleck, Madame Papagou (la micheuse), Gbêlêto, Parigaud, Madou nêguê o Papou, un niño curioso y con un punto de malicia que podría ejercer de nuestro Jaimito.

Para situarnos un poco, Gbich viene a ser El Jueves marfileño. Sin embargo, lo cierto es que supera los límites de las fronteras de su país de origen y también se vende en los francófonos y vecinos Benín y Burkina Faso. En realidad, puede presumir de ser más que la revista satírica más popular del país: goza del indiscutible estatuto de la revista de humor favorita de África occidental.

Venden la nada despreciable cantidad de 11.200 ejemplares a la semana y su redacción también se emplea en confeccionar otras dos revistas semanales: Allo police (10.810 ejemplares/semana) y Go magazine (15.000 ejemplares/semana). Son las tres publicaciones más vendidas del país según el Consejo Nacional de la Prensa. La primera, Go magazine, va destinada al público femenino; Allo police se centra en la crónica de sucesos.

Gbich tiene números de coleccionista, que acompañaron a los marfileños en las vicisitudes más dolorosas de su crisis política, como los golpes de estado de 1999 y 2002. Otros celebran las alegrías del país, como sus dos Copas de África de fútbol. Los cuernos y la poligamia son motivos centrales de sus portadas y tiras, pero también se burlan de una sanidad que espanta, de las alianzas y las rupturas electorales y en general, de cualquier motivo de la actualidad marfileña, sea causa de risa o no.

"Gbich se conoce un poco en todas partes gracias a internet", explica Oumar Ndao, periodista polifacético que domina las tres redacciones en una y escritor de novelas románticas. Oumar entró en la familia Gbich el 4 de noviembre de 2008, "el día en que Obama se convirtió en presidente", como precisa él mismo riendo.

Es largo y negro, con gafas, ligeramente encorvado, de expresión seria, muy delgado, casi esquemático. Se pliega en su asiento en un maquis, batallando para hacerse oír contra el fútbol de fondo, la música y los gritos de los cuatro parroquianos que fuman y beben cerveza. Él apura su cerveza local tranquilamente mientras un chaparrón breve y cálido embarra la calle.

"Lo que he aprendido en Gbich es que podemos tratar hasta los temas más delicados desde el ángulo del humor", señala. "Y que gracias al humor se pueden pasar mensajes serios".

Oumar sabe de lo que habla. Gbich no ha clausurado las puertas de su redacción jamás: salió puntualmente todas las semanas hasta durante el golpe de estado de 1999 que puso al país en la pendiente hacia la catástrofe y la breve guerra con la que -dicen- culminó una crisis de casi diez años. Explica que, en los momentos más difíciles, periodistas y dibujantes trabajaron en sus respectivos hogares y se encontraron para ensamblar rápidamente la revista fuera de la redacción, en comunicación telefónica constante. "Trabajamos todos los días de la crisis post-electoral de 2010-2011, hasta que fue imposible desplazarse por Abiyán. Intentamos sensibilizar a la población con nuestros artículos y viñetas. Gbich es una publicación conocida y respetada por su imparcialidad. Cada uno de nosotros calla sus propias opiniones en política. El personal es una mezcla de todas las sensibilidades políticas pero no las expresamos. Discutimos mucho antes de publicar lo que sea para que no se nos catalogue como partisanos".

Lo más popular del área de especialización de Gbich son, sin duda, los fotomontajes. La imagen de todos los políticos que se enfrentaron en las elecciones de 2010 reunidos en torno a un plato de garba ya es antológica. O los matrimonios del presidente Laurent Gbagbo y el líder rebelde Guillaume Soro, a los que siguieron los de Gbagbo con el actual presidente, Alassane Dramane Ouattara, o de Ouattara con Henri Konan Bedié, cuya caricatura es especialmente apreciada por los lectores.

"No pasa nada, nadie nos molesta por este tipo de humor", afirma Ndao. Jamás secuestrados ni censurados, se ríen de todos y todo. "Me parece que el humor es algo bastante universal, pero utilizamos mucho el argot marfileño, así que es especialmente accesible para ellos. Gbich es una idea de dos personas: Zohoré (nuestro director) y Hilary (nuestro redactor jefe). Eligieron una palabra, gbich, que aquí viene a ser el paf de los puñetazos".

Oumar Ndao, en la redacción de Gbich

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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