Raimon, recuperado
La Generalitat valenciana de Ximo Puig premia al legendario cantautor con la Alta distinción
Después de tres largas décadas de “un silenci antic i molt llarg”, de ninguneo y veto, Raimon ha vuelto. Ha vuelto a su tierra de origen para, ahora, ser homenajeado por la Generalitat valenciana de Ximo Puig con su más Alta distinción.
El búnker-barraqueta construido a base de siniestros bolsos de Loewe, trajes corruptos y museos inertes y vacíos nunca le perdonó al Pele su defensa del idioma catalán/valenciano, su indómita denuncia de las dictaduras, su militancia de izquierda. Ni su buen gusto, aquellos discos dibujados por Joan Miró, aquel rescate intimista de Ausiàs March, aquella vibrante identidad con Salvador Espriu.
“¿Cómo no vamos a ser tierra de acogida cuando tantas veces pedimos a los demás que nos acogieran?: ¡Nadie puede prohibir la solidaridad!”, entonó Puig, recuperando a los emigrantes, a los expulsados como Joan Lluís Vives, a los censurados como Raimon Pelejero, a los refugiados del Mediterráneo oriental. Hacía demasiado tiempo que la Valencia oficial no generaba emociones.
La reivindicación del cantante, compositor y escritor de Xàtiva vuelve a erigirse —es su sino— en símbolo de normalización. Condensa el proceso de recuperación de la dignidad de la lengua en las tierras de habla catalana.
Valencia ultima una reorientación de la política cultural tras la persecución blavera-pepera de la Acadèmica Valenciana de la Llengua por defender lo obvio, que el valenciano es una lengua románica hablada allá, y en otros lugares “donde recibe el nombre de catalán”.
Aragón volverá a reconocer el nombre propio para el catalán que se habla en la Franja. Ese nombre que el Gobierno precedente suprimió y reemplazó por el de “lapao” (lengua aragonesa propia del área oriental) con lo que hizo “el ridículo más espantoso en toda España”, según el nuevo presidente, el socialista Javier Lambán. Y el Gobierno balear de Francina Armengol ya ha anunciado que devolverá al catalán (mallorquí, menorquí, eivissenc) su papel tradicional en la escuela y la Administración.
O sea, es falso que todos sean iguales a los de siempre.
Gozaría Espriu, que se empeñó en “devolvernos el nombre de cada cosa”. Goza Raimon prometiendo “colaborar con mi tierra para que sea más libre, justa y limpia”. Así sea.
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