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Red de expertos Planeta Futuro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El crecimiento económico es malo

El buen desarrollo ante todo debe preservar el estado de bienestar existente y no debilitar nunca las clases medias

Una cola de parados en una oficina de empleo en Alcalá de Henares.
Una cola de parados en una oficina de empleo en Alcalá de Henares.EFE

Hay un crecimiento económico bueno pero también existe un crecimiento económico malo que hay que evitar.

Supongamos un país que goza de crecimiento económico pero que mantiene una tasa de paro muy elevada. Imaginemos la situación de ese país en el medio plazo: Los empresarios aprovecharán ese alto nivel de desempleo para pagar a sus trabajadores salarios reducidos (en tal situación es más fácil encontrar trabajadores dispuestos a aceptar puestos de trabajo peor remunerados). Los empresarios serán, pues, los que se beneficien del crecimiento económico de país. Por tanto, ellos cada vez ganarán más y los trabajadores de a pie, cada vez menos. En definitiva, en el país cada vez se hará mayor la brecha entre ricos y pobres. Su clase media cada vez se verá más reducida y debilitada.

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¿Cuál será la situación del país en el largo plazo? Las clases medias cada vez dispondrán de menos recursos para, entre otras cosas, formarse profesionalmente. Por tanto, la fuerza laboral del país se reducirá cada vez más. El conjunto de la economía del país perderá competitividad con respecto a otros países. Eso, a su vez, llevará al empobrecimiento del país hasta que ya no haya crecimiento sino reducción de la riqueza.

El ciclo, tal y como lo presentábamos en el primer párrafo, se repetirá. Los primeros en verse perjudicados serán, evidentemente, los ciudadanos de clases medias y bajas. Pero esta vez también los ricos perderán porque que ya no hay crecimiento económico del que apropiarse.

En España, el avance promedio del PIB en 2014 fue del 1,4%. A su vez, España acabó el año con un nivel de paro superior al 23%: Se trata de una situación inquietante, de acuerdo con lo expuesto anteriormente.

España debe evitar que la flexibilidad de las reformas se convierta en una forma de abuso para el trabajador

Recordemos que el crecimiento económico y la reducción de la desigualdad no están en absoluto reñidas: Según datos del Banco Mundial para 2014, Suecia ha sabido mantener un bajo índice de Gini (índice utilizado para medir la desigualdad en los ingresos dentro de un país) a la vez que mantenía un crecimiento de su PIB muy superior al de la media del resto de los países de la Unión Europea.

El premio Nobel de Economía, Joseph Stigiltz, va más allá. Él acusa a la desigualdad de ser el origen de la crisis del 2007. Para él, la desigualdad creciente entorpece el acceso a la educación a las clases medias impidiendo el aumento de sus ingresos. Eso, a su vez, reduce primero el consumo global y, finalmente, el crecimiento económico. ¿Qué se puede hacer para enmendar la desigualdad en este caso? Estos son los consejos del premio Nobel:

  1. Hay que crear trabajo de calidad instaurando un salario mínimo en todos los países industrializados.
  2. Hay que invertir en innovación, infraestructuras y educación. Según Stiglitz, los países industrializados deben hoy aprovechar los bajos tipos de interés para llevar a cabo dichas inversiones. Para él, endeudarse para construir un futuro mejor no es frenar el crecimiento sino lo contrario: Crear un crecimiento sólido generará ingresos fiscales futuros que equilibrarán las cuentas públicas.
  3. Desde un punto vista fiscal, el premio Nobel sostiene que debemos hacer esfuerzos para que nuestra fiscalidad sea más progresiva y equitativa.

Dejando a un lado los consejos de Stiglitz y volviendo al caso concreto de España, estos son algunos datos a considerar:

En el terreno laboral, el empleo a tiempo parcial “involuntario o no deseado” en nuestro país representa el 64,6% del total, el segundo más elevado después de Grecia (37,5% en Francia, 36,9% en Portugal). Importante también es señalar que la tasa de España de trabajadores con contratos temporales duplica la de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.

Jordi Goula, en su artículo Un bienestar de segunda división, subraya una serie de datos importantes: En lo que a protección social se refiere, España se aleja de la media europea (El gasto social por habitante suponía el 69% en 2009 y el 64% en 2012). En el terreno fiscal, Goula señala varios puntos: Primero, la importancia del fraude fiscal en nuestro país (El Sindicato de técnicos del ministerio de Hacienda señala que la lucha contra este tipo de fraude aportaría a las arcas del estado unos 35.000 millones de euros adicionales). Segundo, la creciente y desmesurada presión fiscal a la que está sometido el trabajo (la clase media trabajadora) frente al consumo y al capital.

España vive hoy un crecimiento económico sujeto a una serie de reformas estructurales. El país debe evitar que esta flexibilidad, invocada institucionalmente, se convierta en una forma de abuso para el trabajador.

El buen crecimiento económico ante todo debe preservar el estado de bienestar existente. Un crecimiento económico sano fortalece y no debilita nunca las clases medias ya que estas son la clave de las sociedades desarrolladas.

Miguel Forcat Luque es economista y trabaja para la Comisión de la Unión Europea. El propósito de este artículo fue escrito por el autor por su propio nombre y no refleja necesariamente el punto de vista de la institución para la que trabaja. El propósito de este artículo no compromete la responsabilidad de esta institución.

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