_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Jarnés

La España del siglo XXI se diferencia muy poco de la que retrató el escritor aragonés en su biografía de Castelar

Fernando Savater

Parece que pocos recuerdan ya a Benjamín Jarnés. Sus libros han desaparecido de las librerías y no abundan en las ofertas de Internet. Algunos de los mejores, como su novela Locura y muerte de Nadie, resultan —si mi torpeza no me ciega— ilocalizables. Sin embargo, este escritor aragonés, uno de los mejores estilistas en castellano del siglo pasado, obtuvo renombre antes de la Guerra Civil. Vanguardista en sus novelas, fieles al “inhumanismo” que Ortega adjudicaba a la modernidad artística (fue uno de los colaboradores más asiduos de Revista de Occidente), también destacó en el ensayismo o la traducción (versiones magistrales de Sin novedad en el frente, de E. M. Remarque, y La canción de Roldán). Escribió numerosas biografías, más llenas de toques personales a lo Chesterton que académicamente eruditas. Una de las más interesantes hoy es la que dedicó a sor Patrocinio o la monja de las llagas, precedente en la corte de los milagros de Isabel II de las que hoy postureanen la de Artur Mas.

Tuvo que exilarse a México tras la guerra incivil, sufriendo el ostracismo impuesto por los vencedores y siendo malquisto por los inquisidores del “compromiso” literario, que miraba con desdén. Volvió muy enfermo a finales de los cuarenta y murió con sesenta años. En su biografía de Castelar, hablando de la época de aquel tribuno, dice: “Así es el siglo XIX. Lleno está de creyentes escépticos, de paganos católicos, de diabólicos sacerdotes, de apóstoles asesinos, de progresistas retrógrados, de republicanos palatinos, de monárquicos demagogos, de poetas ministros de la Guerra, de clérigos al pie del cañón, de guerrilleros en el púlpito”. Algo hay que añadir (corruptos del 3%, etc…) pero poco que cambiar para retratar la España del XXI.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_