Retorno (in)voluntario
Les voyageurs de Bruno Catalano/ Everythingwithatwist
Actualmente vivimos días de reflexión dados los acontecimientos que ocurren en el mundo y las consecuencias de los mismos. Nuestras miradas se centran en el resbaladizo tema del asilo. Nos hemos centrado en este tema hasta dejar en un segundo plano las migraciones. Movimientos igualmente forzados, pero por motivos económicos. En España hemos dejado de lado la integración de los inmigrados. Y su retorno.
Hoy quiero centrarme en el retorno voluntario de inmigrantes, o lo que llamo yo: la emigración de migrados. Son personas que después de pasar una larga etapa de su vida en un país tienen que abandonarlo. ¿A dónde les lleva este retorno? A un país medio desconocido; los migrados se acostumbran a ver su país como un sitio de vacaciones, donde ver a los suyos y desconectar de la rutina occidental. Este pensamiento es incompatible con la idea de residir en ese territorio. Por esto a los migrados se les llama también personas transnacionales, porque no ven a un país, de origen o de destino, como residencial. Uno complementa al otro, uno no tiene sentido sin el otro.
Todos sabemos que la vida del migrante es un largo camino que atraviesa retos y obstáculos desde el día en que se idea migrar hasta el día en que el inmigrante se establece en un sitio. El inmigrante empieza esta travesía pensando en volver pronto a su país, pero, con el paso del tiempo y de muchos acontecimientos (trabajo, familia, vivienda...), el inmigrante llama hogar al país donde reside, donde trabaja, donde sus hijos han nacido, donde su mujer trabaja... donde tiene sentido su vida. El migrado se diferencia del inmigrante porque el primero se asienta, ya no piensa en volver a su país.
Leyendo y pensando en todo esto, ¿crees que es plato de buen gusto volver al pasado? El retorno se pinta como un recurso bueno y bonito para el migrado; una oportunidad de salir adelante. En verdad, es una forma de echarlos patas a la calle pero llamado correctamente, con eufemismos que camuflan lo que conlleva.
Estos días he podido pasar unos días en un país africano de emigrantes, Marruecos. He tenido la oportunidad de conversar con personas que han “retornado” de España después de una larga vida allí. Sus relatos son muy dramáticos.
La idea de volver cuando no tienes nada es desesperante. "Es como reiniciar tu vida. Piensas ¿dónde quedan mis 20 años que he vivido en España? ¿Qué hago con mis hijos que solo tienen amigos en España? ¿Qué pasará conmigo y mi marido?" en palabras de Nadia. Por su parte, Omar se preocupa por sus derechos. "Es difícil volver de un sistema de sanidad público a uno como el nuestro. La sociedad, la administración, la educación...Todo iba a ser y es diferente. Es un cambio radical". Podría extenderme con las palabras de estos retornados, pero me pidieron que no hablara mucho de su situación, y eso voy a hacer.
Cabe decir que los sentimientos de las personas que vuelven a sus países de origen no suelen ser expresados, pues quejarse o sentir nostalgia es la pista definitiva de extranjería del migrado retornado. El migrado retornado es un extranjero en el país donde reside, y en el país al que vuelve.
Muchas ONG’s se han sumado a la iniciativa de ofrecer el retorno. Pero no saben lo que ofrecen. Habrá migrados que quieran volver a sus países sí, no lo niego. Pero la mayoría prefiere quedarse aquí, donde han crecido personal, social, individual y profesionalmente.
Venir a un país es muy difícil, volver es aún más difícil. No compliquemos más las vidas de estas personas. La solución no es proponerles volver, que volver es sinónimo de fracasar. Démosles soluciones aquí.
Los habitantes de un país siempre tratarán a sus allegados con más atención y amor que a los desconocidos. Sin embargo, estos no dejan de ser hombres y mujeres como los demás. Les alientan las mismas ambiciones y padecen las mismas carencias; sólo que, en mayor medida que los primeros, son presa del desamparo y nos lanzan llamadas de auxilio. Esto nos atañe a todos, porque el extranjero no sólo es el otro, nosotros mismos lo fuimos o lo seremos, ayer o mañana, al albur de un destino incierto: cada uno de nosotros es un extranjero en potencia.
Tzvetan Todorov. Lingüista, filósofo e historiador francés.
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