47 no es 50 (más uno)
Mas aseguró haber ganado su plebiscito secesionista cuando las cifras no cuadran. En circunstancias parejas, Alex Salmond tardó minutos en anunciar su dimisión
Dos reacciones alucinantes. Ex-Mariano, impasible el ademán, negaba el tsunami de Cataluña: la primera mayoría parlamentaria secesionista. A lo mejor es que Cataluña no existe.
Y ex-Mas —con sus edecanes— desafiaba las matemáticas: aseguraba haber ganado su plebiscito secesionista con solo el 47% largo de los votos. Como si el 47%, largo, sumase más que el 50% más uno.
En circunstancias parejas, Alex Salmond tardó minutos en anunciar su dimisión.
Una explicación de tal diferencia en el comportamiento es que la victoria en las elecciones —simultáneas al plebiscito— le confundió el ánimo. Otra, que el prurito democrático del nacionalismo enflaquece a ojos vista.
El caso es que este tozudo jugador, que siempre gana aunque pierda, encontró la piedra filosofal de su pretendida victoria en que los rivales no sabían que le estaban aplaudiendo. Y así inventó que Sí que es pot —la simbiosis de Podemos con Iniciativa, que ha arruinado el pasado de esta y el futuro de aquél: menos escaños que antes de la alianza— era un separatismo enmascarado, porque muchos de sus votantes le querían en secreto. Como si no contaran las invectivas que —por españolistas— les había dedicado. Como si el programa electoral de iniciativa podemita no existiese.
Lean desde su página 207. Y verán que no hay llamadas a la independencia. Si acaso, a “abrir un proceso constituyente”; a “acordar la celebración de un referéndum”; a “no reducir el debate a independencia o statu quo”; a una “negociación con el Estado” que “podría culminar en una eventual reforma de la Constitución”. Podemos ha fracasado, pero hombre, tampoco vale secuestrarle el programa, ni chantajear por poco catalanes a la CUP, no sea que voten contra su investidura. Respeten a los menores.
La alucinación matemática de ex-Mas obedece a una secuencia sulfúrica. Primero, desafiar la legalidad diciendo que lo suyo es legal (consulta). Luego, atribuirse competencias amparadas en otra legalidad ignota (proceso participativo del 9-N). Después, acogerse a una legitimidad abstracta contra toda legalidad (post 9-N). Al cabo del proceso, inventarse volátiles reglas ad-hoc (plebiscitarias). Y a la postre, violarlas también. Gente de confianza.
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