Daño cerebral adquirido
Durante la Guerra Civil, la utilización del ‘Oriamendi’ fue definitiva para aumentar la capacidad homicida
La música tiene propiedades evidentes para cambiar los estados de ánimo o el humor de la gente. Un equipo de fútbol marca más goles espoleado por su himno que sin él, por ejemplo. Pero en ámbitos menos trascendentes puede suceder lo mismo. Como en la guerra.
Durante la de 1936, en España, se inició un interesante experimento científico que tuvo un seguimiento desigual hasta la actualidad. Se trataba de coger dos grupos de combatientes de similar ascendencia y cultura. Uno de los grupos estaba formado por carlistas, y el otro por republicanos de distintas ideologías. Los dos eran vasco-navarros. Los primeros militaban en el bando franquista, y se les llevaba al monte unos días. Allí se les aleccionaba en el catolicismo más profundo, se les daba de comulgar en abundancia, se les hacía cantar el Oriamendi, y sueltos con un fusil por el campo, atacaban al hombre. Mataban que era un primor. El otro grupo era llevado al campo de batalla sin Oriamendi, pero con los mismos fusiles. Ni comparación matando, aunque coincidían en cultura y clase social con los otros.
Haciendo un análisis de lo que podía justificar tan enorme diferencia en la capacidad homicida, se podía colegir que el uso del Oriamendi era definitivo.
Ahora las autoridades catalanas han aprovechado la experiencia para no dejar tirado en la basura un experimento científico tan singular.
En Flix, que era muy carlista, se puede escuchar con normalidad que la batalla del Ebro fue de España contra Cataluña. Allí se reivindica con mucha pasión el carácter nacionalista de la resistencia. Y hay un nuevo experimento en marcha, con otra ciencia, que es la historia, y funciona bien para que la gente sea más certera con la verdad, aunque sea menos feroz de lo que algunos quisieran. Si a la historia la apoyamos con la música adecuada, podemos ayudar con más eficacia a las víctimas del DCA (Daño Cerebral Adquirido), que causa el nacionalismo que acompaña al Oriamendi o al Virolai. Es lo que pretende una asociación que se llama MusicAvanza que investiga el uso de la música para hacer más fácil la lucha contra el DCA. Lo dirige Carmen Mateos, que es neuróloga. Lo curioso es que su repertorio es de canciones irlandesas.
Menos Virolai y más Molly Malone.
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