A plazos

Artur Mas ha declarado que si Junts pel Sí gana las elecciones catalanas, volverá a presentarse a las generales para convertirlas en otro plebiscito. De este anuncio pueden extraerse diversas conclusiones, todas ellas paradójicas. La más notable es la revelación de que los catalanes afrontan un proceso de plebiscito secuencial, una consulta a plazos. Si Mas está dispuesto a repetir una fórmula que debería ser única y definitiva —puesto que un plebiscito sólo puede ganarse o perderse—, su anuncio devalúa, consciente o inconscientemente, la cita del 27 de septiembre. Y si Junts pel Sí se presenta a esos comicios sin programa, con la independencia como único punto, ¿con qué programa se presentará a las generales? Podemos asumir que lo hará en idénticas condiciones. Y hay más. El anuncio de Mas transparenta que confía en que Junts pel Sí gane el 27 de septiembre, aunque no por mayoría absoluta, la única victoria válida en cualquier plebiscito. De lo contrario no estaría pensando en repetir coalición. Y si dentro de unos días tiene que conformarse con una mayoría simple, que es lo mismo que una derrota del independentismo, no es lógico esperar que obtenga una absoluta en diciembre. Mientras tanto, ¿qué pasará? ¿Una coalición de partidos sin programa puede formar Gobierno y ejercerlo como si lo tuviera? Si Junts pel Sí fracasara en el aspecto plebiscitario de las catalanas, parecería sensato convocar nuevas elecciones, pero no es probable, puesto que Mas ya ha decidido exportar el modelo a las generales. Entonces, ¿cómo gobernará en Cataluña, improvisando sobre la marcha medidas que no ha pactado con sus votantes? Y sobre todo, si la mayoría absoluta se le siguiera resistiendo, ¿cuándo se va a terminar esto?