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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Camino de Santiago, marca registrada global

Un acuerdo entre Galicia y Japón demuestra hasta qué punto la Ruta Jacobea se ha convertido en un símbolo universal

Guillermo Altares
Dos jóvenes, en ruta por el Camino de Santiago.
Dos jóvenes, en ruta por el Camino de Santiago.Luis Alberto García

Durante mucho tiempo, se identificó la Edad Media con una era oscura en la que los siervos sufrían a manos de siniestros señores feudales en un mundo hostil y violento de bosques, bestias, campesinos, nobles, caballeros y religiosos. Sin embargo, el trabajo de historiadores de la vida privada como Georges Duby o Jacques Le Goff (también de españoles como Claudio Sánchez Albornoz) cambió por completo esa visión. El Medievo fue un periodo despiadado, sin duda, pero también el momento en el que se creó Europa, un espacio en el circulaban las ideas y el arte, durante el que se rescató todo el pensamiento clásico. El Románico es tal vez el testimonio más evidente de la profundidad cultural de aquellos siglos. La riqueza de la Edad Media hubiese sido imposible sin el Camino de Santiago, que ahora se ha convertido en una marca global.

Los 770 kilómetros que unen Saint Jean Pied de Port, en los Pirineos franceses, con Santiago de Compostela, el llamado Camino Francés, recibe tantos visitantes que empieza a ponerse en duda que su autenticidad pueda sobrevivir a la masificación. Sin embargo, su fama, su capa-cidad para atraer viajeros con su mezcla de belleza y espiritualidad, no deja de conquistar nuevos territorios. El embajador de Japón en España, Kazuhiko Koshikawa, acaba de firmar con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoó, un acuerdo para hermanar la Ruta Jacobea con una peregrinación budista y sintoísta en la isla de Shikoku, el Shikoku-Henro. Japón, que tiene su propia ruta religiosa patrimonio de la Humanidad de la Unesco, el camino de Kumado, quiere aprovechar el imán que representa Santiago de Compostela desde que la tumba del apóstol fuese descubierta en el siglo IX en uno de los últimos rincones de Europa.

El camino, la película de Emilio Estévez protagonizada por su padre, Martin Sheen, sobre la Ruta Jacobea, ha atraído desde su estreno en 2010 a miles de visitantes estadounidenses. Con 11.578 viajeros, ocuparon el quinto lugar en la lista de peregrinos, entre ellos Denisse Thiem, quien desapareció durante la ruta en un caso todavía no resuelto.

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Pero también han publicado libros de enorme éxito sobre el camino el autor de best-sellers espirituales brasileño Paulo Coelho, el premio Goncourt francés Jean-Christophe Ruffin —que también ha empujado a muchos franceses a la ruta— o el humorista y presentador alemán Hape Kerling, quien ha vendido millones de ejemplares de Bueno, me largo, su experiencia personal jacobea.

En su obra ¿Nació Europa en la Edad Media?, el gran medievalista francés Jacques Le Goff, fallecido en 2014 a los 90 años después de pasar toda su vida explicando nuestro pasado, escribe sobre el papel crucial que el camino desempeñó en la creación de Europa. "La red eclesiástica, con sus obispados, sus monasterios, estructuró el continente de norte a sur", explicó en una de sus últimas entrevistas. Quizás por eso se haya convertido en una ruta global: porque las raíces de nuestro mundo se encuentran en algún lugar de aquel camino.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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