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Cómo un 'selfie' se convierte en un manifiesto político adolescente

El movimiento #artho agrupa a agitadores de 16 años. Hablan de política, discriminación y arte

Carlos Primo
'Selfie' reivindicativo de Jam, una de las creadoras de 'art hoe', en su cuenta de Instagram @2jam4u.
'Selfie' reivindicativo de Jam, una de las creadoras de 'art hoe', en su cuenta de Instagram @2jam4u.

Los girasoles de Van Gogh como fondo de un selfie tomado por una adolescente afroamericana. Una joven latina que se fotografía ante el espejo y, antes de subir la imagen a Instagram, superpone a su retrato la frase: “La discriminación positiva no es real”. Una captura de Twitter en la que alguien ha escrito: “Usher no escribió Confessions para que sigáis teniendo amantes”. Una imagen de Frida Kahlo. Una colección de fotografías animadas (lo que en la Red se llama gif) donde una mujer explica que “hay que hablar del feminismo blanco”. O una secuencia de pruebas fotográficas descartadas para la portada del primer disco de Janet Jackson (1982).

Para el neófito, entender en qué consiste el movimiento #artho (o art hoe, pronunciado con el sonido 'ho' en inglés) puede ser toda una prueba de destreza conceptual. Sin embargo, los integrantes de este fenómeno (casi siempre adolescentes) cuyo nombre vendría a significar algo así como “zorra artista” ('hoe' es 'zorra' en inglés coloquial) lo han convertido en uno de los temas candentes de la temporada, tratado por medios como influyentes como Dazed y, sobre todo, intensamente debatido en su medio natural: internet. Estas son algunas de las claves que explican por qué importa este nuevo movimiento.

1. DEMUESTRAN QUE LOS 'SELFIES' PUEDEN SER POLÍTICOS

En una red social dominada por el narcisismo y por los contenidos aspiracionales –es decir, por imágenes que reflejan cómo queremos que nuestros seguidores perciban nuestra vida cotidiana, viajes, momentos de ocio o de trabajo–, no es habitual que los contenidos reivindicativos vayan más allá de campañas concretas (¿recuerdan el Ice Bucket Challenge?).

Sin embargo, el tipo de selfies que prolifera en #artho tienen un doble valor, ya que están elaborados por adolescentes POC, un acrónimo que significa People of Color y que define a todas las procedencias étnicas no caucásicas: personas negras, asiáticas, latinas…“Cuando creamos este movimiento queríamos erradicar los estereotipos que las personas de color soportamos”, escribe en su Tumblr Mars (@sensitiveblackperson), que fundó el movimiento junto a @2jam4u. ¿Qué mejor modo de dar visibilidad a personas de otras procedencias étnicas que mostrar precisamente su aspecto físico?

2. LOS ADOLESCENTES ESTÁN MÁS POLITIZADOS DE LO QUE PENSAMOS

Puede que sea por la reciente legalización de las bodas homosexuales en Estados Unidos, por los incidentes de Ferguson o por una mezcla de todo ello, pero lo cierto es que hacía mucho que no veíamos chicos tan jóvenes discutiendo abiertamente sobre ideas relacionadas con la identidad étnica, sexual o cultural. De hecho, una de las personas que ha apadrinado abiertamente este movimiento es Amandla Stenberg, jovencísima actriz de 16 años (conocida por interpretar a Rue en Los juegos del Hambre), que saltó a la palestra al cuestionar en un vídeo colgado en Youtube las prácticas de apropiación cultural de artistas como Katy Perry o Taylor Swift, a quienes acusaba de adoptar elementos de la cultura afroamericana despojándolos de su significado político. En sus cuentas de la plataforma de internet Tumblr sus adeptos no sólo se comparten imágenes propias o de celebridades: también se discute sobre feminismo o se denuncian agresiones racistas.

3. SUS ESTRATEGIAS NO DIFIEREN TANTO DE LAS DE OTROS ARTISTAS

Muchas de las imágenes más populares en el #artho son intervenciones sobre obras de artistas blancos a las que han superpuesto sus propias imágenes mediante aplicaciones móviles. Así sucede por ejemplo con las de Van Gogh. En otros casos, la acción llega mediante el homenaje a artistas pertenecientes a otras procedencias étnicas, como Frida Kahlo. Esta estrategia de apropiación y resignificación (¿si pongo una imagen de Van Gogh me harás más caso?) parece hecha para la era digital, pero no difiere tanto de obras de históricos del arte político como Kerry James Marshall (La Venus Negra, de 1992, cuestionaba los cánones de belleza eurocéntrica que propicia la Historia del Arte) o las Guerrilla Grrrls, que critican la representación de la mujer en las Bellas Artes.

4. ES UN MOVIMIENTO DE LA ERA INTERNET

Aunque se define como movimiento, no es un grupo social definido, no tiene un número delimitado de integrantes y no puede admitir o expulsar a nadie: es sólo un hashtag que cualquiera puede emplear para etiquetar imágenes que compartan las mismas inquietudes. Tampoco estas imágenes aspiran a estar en galerías de arte ni a recibir el beneplácito de la crítica, sino que florecen en Internet: son abiertamente anticomerciales, antiartísticas y antiformales. Cualquiera con un móvil puede hacerlas. Y cualquiera con un ordenador o una tableta puede acceder a ellas de forma inmediata y sin filtros. Por ello, no extraña que su hogar natural, además de Instagram, sea Tumblr, una plataforma con menos restricciones que otras (como Facebook o Twitter) muy popular entre los adolescentes y los artistas digitales.

“Tumblr determina totalmente lo me interesa y me preocupa, especialmente en temas de justicia social. Es una plataforma perfecta para hablar de los derechos de los negros y los transgénero, por ejemplo”, afirma Amandla Stenberg.

5. NO SE LIBRA DE LA POLÉMICA

Pruebe a teclear la etiqueta y verá que muchas de las imágenes que encuentre no tienen nada que ver con lo que describimos; en muchos casos, es como si el hashtag se hubiera diluido de un modo genuinamente digital entre personas que lo emplean sin conocer su origen y significado. Internet es así (¿recuerda cuando Paulina Rubio se pensó que el hashtag Pau2015, referido a las pruebas de acceso a la Universidad, se referían a ella?), pero ahí reside parte de su atractivo. También sus aspectos más controvertidos: algunas voces críticas sostienen que el movimiento art hoe se está volviendo excesivamente blanco, y perdiendo su misión original: servir como herramienta para dar visibilidad a la diversidad étnica, afectiva y sexual de los adolescentes de nuestro tiempo. En el fondo, poco importa: lo llamativo es que, del modo más inesperado, Internet vuelve a sorprendernos y a demostrar que hasta el más narcisista de sus lenguajes puede ser una herramienta política.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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