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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un problema europeo

La UE debe buscar soluciones urgentes y solidarias sobre emigración

Ataud con uno de los inmigrantes ahogados cuando intentaba llegar ilegalmente a Italia
Ataud con uno de los inmigrantes ahogados cuando intentaba llegar ilegalmente a ItaliaAFP

Los datos y las imágenes son escalofriantes y la respuesta de los gobenantes europeos, vergonzante. Según un informe distribuido ayer por Naciones Unidas, en lo que va de año más de 225.000 emigrantes han llegado a la Unión Europea jugándose la vida (la mitad de ellos a Grecia, precisamente Grecia) y varios miles de ellos han muerto ahogados en las aguas del Mediterráneo. Las fotos de embarcaciones destartaladas, abarrotadas de hombres, mujeres, niños e incluso bebés, han dado la vuelta al mundo sin que la conciencia de los ciudadanos del área mundial que inventó el Estado del bienestar se haya conmovido lo suficiente como para obligar a sus mandatarios a actuar.

La situación es dramática y desde la Unión Europea tan solo se preocupan de frenar la oleada de personas que huyen de la pobreza o de la guerra de Siria, Afganistán, Eritrea, Nigeria y un largo rosario de países sumidos en la miseria y el horror. Pero ni siquiera los esfuerzos de la Agencia Europea de Vigilancia de Fronteras (Frontex) está consiguiendo sus objetivos de luchar contras las mafias que ofrecen a los emigrantes llegar al primer mundo a cambio de un dinero exorbitante y que no asegura el éxito. A 31 de julio, los Veintiocho apenas habían facilitado el 16% de los equipos técnicos y el 20% de los recursos humanos solictados por esta agencia.

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El jueves pasado, la alta representante de Política Exterior de la UE, Federica Moguerini, decía, con razón, que ningún Estado puede abordar eficazmente las migraciones por sí solo y reclamaba un enfoque europeo para afrontar el problema. Sin embargo, nadie ha convocado una cumbre urgente de los líderes europeos y la próxima reunión entre la UE y varios países africanos está convocada para noviembre. El intento, en junio, de asignar cuotas a los países europeos para acoger a los emigrantes tampoco tuvo éxito.

Demasiado tarde, teniendo en cuenta que es en verano cuando se producen las mayores oleadas de inmigrantes hacia Europa, aprovechando el buen tiempo. Mientras tanto, miles de personas viven hacinadas en campamentos en Grecia e Italia. Y los que consiguen viajar por Europa intentando llegar hasta Reino Unido, se instalan en campamentos inhumanos junto a la ciudad francesa de Calais a la espera de volverse a jugar la vida para cruzar el túnel encaramados en camiones. Alrederor de 5.000 emigrantes esperan hacinados junto a un vertedero.

La Unión Europea nació para preservar la paz y la prosperidad de su países miembros y ha avanzado mucho durante décadas en la creación de una zona democrática de libre circulación y libre comercio. Sin embargo, algunos de sus principios fundacionales, como el Estado del bienestar y la solidaridad, están en peligro de romperse ante la falta de voluntad política para afrontar un enorme problema humano como de los movimientos migratorios. Un problema europeo que requiere soluciones urgentes. En plena crisis griega, los jefes de Gobierno de la UE no dudaron en reunirse todas las semanas para buscar una salida. ¿Por qué ahora miran para otro lado mientras el Mediterráneo se llena de cadáveres y los refugiados sobreviven a la intemperie y sin esperanza?

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