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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

¡No al TTIP!

Por la Secretaría de Estudios del partido Por Un Mundo + Justo tras su visita al Parlamento Europeo.

Imagen de la jornadaEl TTIP y más allá: el comercio en la política global y local, celebrada el pasado 1 de julio en el Parlamento Europeo.

Hay momentos en los que una sociedad y un planeta se juegan su futuro y el de futuras generaciones; este es uno de ellos. Tiene, además, unos desafíos claros: un planeta en declive ambiental, una gobernanza global incapaz y una desigualdad creciente e insultante en el acceso a recursos y derechos.

Ante eso, ¿qué hace nuestra Unión Europea, una Unión Europea responsable y protagonista por acción y omisión de muchos de estos desafíos? La negociación del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (conocido por el acrónimo en inglés TTIP)entre la UE y Estados Unidos -que se somete en estos días a la aprobación del Parlamento Europeo-es una buena ocasión para contestar a esta pregunta.

El TTIP es, según es definido por sus promotores como "un tratado para aumentar el comercio y la inversión entre la UE y los EE.UU que genere nuevas oportunidades económicas de creación de empleo y crecimiento mediante un mejor acceso al mercado y una mayor compatibilidad reglamentaria y marcando una pauta en materia de normas mundiales". Para lograr este objetivo,"el Acuerdo estará formado por tres componentes: a) acceso al mercado, b) cuestiones reglamentarias y barreras no arancelarias y c) normas, que se están negociando de forma paralela y formarán parte de un acto único".

Muchos son los puntos y los riegos generales y específicos apuntados por los grupos de la sociedad civil que están dando seguimiento al proceso. Entre ellos:

· Pérdida de derechos laborales, ya que EEUU sólo ha suscrito 2 de los 8 Convenios fundamentales de la OIT.

· Limitación de los derechos de representación colectiva de los trabajadores.

· Olvido del principio de precaución en materia de estándares técnicos y de normalización industrial.

· Privatización de servicios públicos, por el establecimiento de una lista reducida de aquellos que no se pueden privatizar.

· Imposibilidad de aplicar políticas distintas a los enunciados neoliberales que laten en el TTIP y harían materialmente imposible su modificación en el caso de que nuevas mayorías plantearan otras sendas.

· La privatización de la justicia, al someter todas las discrepancias sobre las inversiones exteriores a procedimientos arbitrales privados.

Para algunos, especialmente los socialdemócratas, un ajuste de algunos puntos como los Comités/Tribunales Privados de Arbitraje de Inversiones (ISDS) sería suficiente para continuar dando su apoyo al Tratado. Para nosotros no es una cuestión de detalles, sino de fondo y de modelo. Especialmente ilustrativas son las palabras de Pierre Defrigne, Director Ejecutivo de la Fundación Madariaga, Democristiano y “miembro rebelde” del PP Europeo al que tuvimos la oportunidad de escuchar en la JornadaLos Mitos del TTIP, el comercio en la política global y localorganizada por el Grupo Verde Europeo el 1 de Julio en el propio Parlamento Europeo:

“El TTIP va en la línea de construir una polarización del mundo”, “nos organizamos para enfrentarnos”, “si queremos hablar de paz y prosperidad sostenible en el mundo, no podemos excluir a los países emergentes y fomentar políticas de bloqueo”, además “la asimetría en la negociación y en la relación EEUU-UE es evidente” que se añade “al choque de modelos sociales y ambientales”.

“Las promesas de empleo y crecimiento no son relevantes y no se han constatado en acuerdos similares”, “liberalización sin lucha contra la desigualdad en igual o mayor medida es un error craso”, “no acabamos de controlar el mercado Europeo y adecuarlo para que genere bienes comunes; como para abrirlo aún más sin control político, delegándolo en organismos de arbitraje privados” . Es necesario impulsar “la descarbonización de la economía” que no parece muy compatible y coherente con el impulso del crecimiento de los flujos transatlánticos.

”Es tiempo de más ética en los procesos sociales, políticos y económicos, no de más mercantilismo”.

Filósofos, politólogos, líderes sociales y religiosos, personas preocupadas por el planeta, su entorno y sociedades no pueden sentir ilusión antes este proyecto de la Comisión Europea y los grandes lobbies de las multinacionales europeas y estadounidenses. Existen precedentes como los Tratados de Libre Comercio firmados con América Latina: el NAFTA o el CAFTA y que han contribuido a la intensificación de la desigualdad y la violencia tanto en México como en Centroamérica.

No queremos que Europa avance en esta dirección ya que, sin duda, hay alternativas. Otra Europa y otro mundo es posible si no equivocamos los valores fundamentales: la justicia y la fraternidad.

Es desde ahí desde donde debemos afirmar de forma conjunta:

¡NO al TTIP! Más ética y solidaridad y menos mercantilismo y abuso de las posiciones dominantes.

[NOTA:El Parlamento Europeo en Estrasburgo finaliza hoy un debate y votación sobre algunos aspectos del TTIP. Si el Parlamento se opone el Tratado, este no podrá avanzar. Entre los grupos políticos el TTIP es apoyado fundamentalmente por los tres grandes partidos que mantienen el control de la Comisión Europea y Parlamento Europeo: PPE (PP, Unió), Socialdemócratas (PSOE), Liberales (UPyD, Convergencia, Ciudadanos, PNV…). Los Grupos Verdes-ALE (Equo, ICV, Compromis, M+J, CHA, Bildu…) y GUE (IU, Podemos) están siendo los grupos que se están oponiendo al Tratado desde el inicio y solicitando transparencia en su negociación y procesos de aprobación. En cada uno de los grupos hay distintas posiciones y sensibilidades. Pese a empezar a escucharse algunas voces disonantes con el TTIP en el Partido Popular Europeo y en los Socialdemócratas a la hora de la verdad continúan con su impulso decidido. Solicitemos a nuestros Eurodiputados que sean verdaderamente valientes y responsables con la historia y no vendan los valores más dignos de la Europa en la que creemos.]

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