_
_
_
_
_
PORQUE LO DIGO YO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El sueño de Gemma

En 1963 Gemma Cuervo, a los 26 años, rodó 'El mundo sigue' con Fernando Fernán-Gómez. El 10 de julio, en el 50º aniversario de su estreno casi fantasma, se presenta en salas comerciales esta formidable rareza

En 1963 Gemma Cuervo, a los 26 años, rodó El mundo sigue con Fernando Fernán-Gómez y tocó un sueño: un personaje memorable en una obra maestra destinada a quedar. Se imaginaba en la noche de estreno, en la Gran Vía, deslumbrante y ovacionada, como ella solía ver a Sara Montiel. Pero las cosas se torcieron: la película, insoportable para aquella España, fue dejada de la mano de Dios y no se estrenó. En el verano de 1965 el cine Buenos Aires de Bilbao y algún otro local de provincias la programaron de forma tan callada que ni siquiera Fernán-Gómez, su productor, director y protagonista, se enteró. El autor de la novela, Juan Antonio de Zunzunegui, arrastraba fama de gafe y este episodio no contribuyó nada a desmontar esa ridícula leyenda.

El viernes 10 de julio, en el 50º aniversario de su estreno casi fantasma, se presenta en salas comerciales esta formidable rareza. El Festival de Málaga celebró una proyección y un coloquio con Antonio Resines, Fernando Trueba, José Sacristán, Juan Estelrich y Gemma Cuervo, que soltó esto: “De todas mis películas, sólo recuerdo El mundo sigue”. Al público le atrapó la brutalidad, vigencia, modernidad y sombrío humor de este melodrama borde y desquiciado como él solo, en el que se cuelan asuntos como el maltrato, la prostitución, el adulterio, el aborto, el suicidio, el desastre de la familia, el poder del dinero para hacer perder la cabeza, la condición femenina en la España de la posguerra o la bajeza moral de una época atroz. Gemma, deslumbrante y feliz, recibió una ovación muy cariñosa, 52 años después de haberla soñado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_