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CLAVES
Columna
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Saber lo que se dice

Pedro Sánchez ha montado un gabinete en la sombra formado por gente que conoce la materia que trata

Jorge M. Reverte

Según van pasando los años tengo más aprecio por la gente que sabe lo que dice cuando habla sobre algún asunto. Es una cuestión de estudiar, que en España ya hace mucho tiempo que no lo hacen solo los ricos, sino la gran mayoría de la población, a pesar de que la brecha social ha vuelto a ampliarse con la subida de las tasas universitarias.

Yo tengo mucho respeto por Villarejo de Salvanés, y apoyaría gustoso cualquier iniciativa que llevara a ese pueblo a hacerse con el festival más importante de cómic de Europa. Como director del imaginario festival concibo la candidatura de alguien con mucha labia, como Zapata. Pero no mucho más.

También entiendo que es muy respetable la opción del Partido Popular de nombrar como portavoz a un chaval joven y asesado, Pablo Casado, que tiene muchos estudios y sonríe con frescura. A Casado, como a su equivalente parlamentario, habría que darle unos cursillos de urbanidad e higiene (como se daban durante el franquismo), y otros sobre la Guerra Civil. Estarían entonces cualificados para dirigirse a la población civil sin decir insensateces a toneladas.

Creo que este país se merece tener en puestos de responsabilidad a gente que sabe de lo que habla. (Menos mal que Cospedal no aceptó la cartera de Educación).

Mi sorpresa es que parece que un político se lo ha tomado en serio. Pedro Sánchez ha montado un gabinete en la sombra formado por gente así. Puede ser un arma de destrucción masiva en unos partidos cuyos representantes dan muchas veces más vergüenza que otra cosa. A mí me apetece bastante ver un debate entre algún parlamentario y, por ejemplo, Jordi Sevilla, Maurici Lucena, Victoria Camps o Sami Naïr.

Y tenemos ya un reto que afrontar: hay una crisis humana en el Mediterráneo, y España no quiere aceptar los millares de refugiados que le tocarían, como no quiere afrontar el que aquí haya unos cuantos Guantánamos en miniatura, los CIE, donde los refugiados malviven, sin protección jurídica ni visibilidad ninguna. De gente como Naïr esperamos salidas serias a acciones u omisiones como las que practica nuestro Gobierno.

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