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Las minorías sexuales ganan terreno en nuevos espacios sociales

Lesbianas, gays y transexuales buscan visibilidad en la Iglesia, el Ejército y el deporte

Francis Rivas anima a su equipo con la bandera del arcoíris.
Francis Rivas anima a su equipo con la bandera del arcoíris.portalcadista.com

Emilio Menéndez y Carlos Baturín celebran este mes su décimo aniversario de bodas. Fueron los primeros homosexuales en darse el "sí quiero" en España, algo que ahora podrán hacer también todos los estadounidenses. Con el derecho de matrimonio y de adopción conseguidos, el colectivo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) intenta ahora hacerse visible en terrenos tradicionalmente cerrados a esa diversidad. "En esta última década, la sociedad, a escala institucional, ha ido aceptando una realidad más plural y diversa", valora Rubén López, portavoz de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

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La Iglesia Católica es uno de los espacios de mayor silencio para el colectivo, aunque el Papa asombró a propios y extraños cuando hace dos años afirmó que no era quién para juzgar a los gais. López considera que hay “una pequeña apertura de puertas” en el clero, pero que esta es insuficiente. Aunque hay curas a favor de reivindicaciones históricas, como el matrimonio, pocos lo expresan por miedo a las consecuencias.

Un ejemplo reciente es la oración que el padre Ángel García celebró el 17 de junio por el recién fallecido Pedro Zerolo, concejal socialista de Madrid e impulsor pionero de la causa LGTB. El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, protestó al considerarlo un acto político. García opina que “todos deberían tener los mismos derechos”. Pero matiza: “Otra cosa es que se les llame matrimonio”.

Menos ambiguo se muestra Javier Baeza, cura católico de la parroquia madrileña de San Carlos Borromeo. Está a favor del matrimonio y de la adopción. "El Evangelio nos invita a amarnos y no hay ningún elemento en él que haga cuestionarnos si ese amor debe ser homosexual o heterosexual", justifica. Tampoco entiende que el Vaticano no permita estas uniones -"La Iglesia tiene que abrir la puerta a las parejas del mismo sexo"- ni que prohíba a los homosexuales ordenarse -"No hay diferencia en el ejercicio del ministerio"-. A Baeza le da "pena" que el colectivo LGTB se aparte de la Iglesia, pero entiende que la abandonen "si la institución los trata como desviados".

El cura Javier Baeza en la iglesia de San Carlos Borromeo, en Madrid.
El cura Javier Baeza en la iglesia de San Carlos Borromeo, en Madrid.EDP

La Guardia Civil también ha sido un sector tradicionalmente cerrado. "No voy a negar que es conservadora", admite Luis Alfonso, agente homosexual de este cuerpo. Alfonso no solo no oculta su condición, sino que representará a Madrid en el certamen de Mister Gay Pride España 2015 el 3 de julio, durante las tradicionales fiestas del Orgullo. Desde su puesto, Alfonso observa que "poco a poco se van rompiendo barreras" y a él mismo le sorprende "cómo está evolucionando la mentalidad" en el instituto armado.

Algo más tardó en sentirse integrada María Pachón, una mujer transexual que se alistó en el Ejército del Aire en 2006. Rubén López opina que el colectivo trans es el más vulnerable de entre las minorías sexuales: "Tiene una tasa de marginación laboral enorme", esgrime. Pachón corrobora su versión: "Al principio, las que peor me trataron fueron las mujeres", lamenta, "y eso que yo entré completamente reasignada".

Recuerda que, los primeros meses, ninguna quería compartir cuarto con ella. "Estuve un año y pico con una habitación para mí solita, después venía una, pero luego se iba…, pensaban que era una extraterrestre", relata. La situación cambió cuando una colega que sí quiso vivir con ella tuvo que irse. "Les dijo a las demás: 'Vete con María, que vas a estar muy a gusto", comenta. A partir de ese momento, esta onubense de 33 años fue una más.

Al principio, mis compañeras no querían compartir habitación conmigo, pensaban que era una extraterrestre María Pachón, mujer transexual en el Ejército del Aire

Del paso al frente de María Pachón se beneficiará Eli, una pequeña de 11 años de Fuenlabrada que, aunque nació con cuerpo de niño, siempre supo que ella era ella. "Desde que empezó a verbalizar", cuenta su madre, Violeta Herrero, "me preguntaba: '¿Estoy guapa, mamá?' o '¿Cuándo me va a salir el pecho?". Si le compraban ropa, la quería de niña; si veía una película, que fuera de Barbie; si dibujaba a su familia, se representaba a sí misma como una niña.

Herrero explica que, cuando empezaron a tratar con profesionales, cuando Eli tenía cuatro años, no había ningún protocolo para menores. En el Hospital Ramón y Cajal fue su padre, Miguel Ángel Ruiz, quien pidió cita como si él fuera transexual, ante la negativa de que atendieran a su hija. Un médico de ese centro accedió a ver a Eli y ahí empezó su transición.

Lo que más le costó a la familia fueron los choques con las instituciones, que no estaban preparadas. "Muchas veces estábamos las familias formando a los profesionales", rememora Herrero. Hoy, celebra que los médicos están mejor preparados y que hay asociaciones a las que acudir.

Desde que empezó a verbalizar, mi hija me preguntaba: ‘¿Estoy guapa?’ o ‘¿Cuándo me va a salir el pecho?’ Violeta Herrero, madre de una niña transexual de 11 años

Otro “muro de homofobia y silencio que empieza a agrietarse”, según el portavoz de la FELGTB, “es el deporte, donde sigue habiendo tabúes”. Este cambio es fruto de personas como Francis Rivas, un gaditano de 22 años amante del Cádiz que el año pasado decidió iniciar Las Nenas Cadistas, un colectivo formado por homosexuales y heterosexuales para luchar contra la homofobia en el fútbol y que hoy está constituido como peña. Con su bandera del arcoíris, anima a su equipo en los partidos.

No hubo problemas hasta que un domingo un guardia jurado del estadio Ramón de Carranza le dijo que no podía entrar con esa bandera. ¿El motivo? "Ser lo que eres", cuenta Rivas. La solución fue sencilla (entrar por otra puerta), pero la experiencia fue "humillante". "Me sentí como un delincuente", explica el forofo. Contó lo ocurrido al club y este despidió al guardia jurado. Hoy, Las Nenas Cadistas siguen reivindicando "la existencia de homosexuales futboleros".

El camino recorrido

Tras un intenso debate social, el 30 de junio de 2005 se aprobó en España la ley que permite a los homosexuales casarse y adoptar. Un 66% de la población estaba entonces a favor del matrimonio y un 56% respaldaba la adopción. En septiembre del mismo año, el Partido Popular recurrió la ley ante el Tribunal Constitucional, que desestimó el recurso en noviembre de 2012.

En marzo de 2007 se aprobó, además, una ley que permite a las personas transexuales cambiar su nombre y la definición legal de su sexo sin necesidad de una sentencia judicial ni una operación quirúrgica previa. Eso sí, siempre y cuando tuvieran el diagnóstico de disforia de género y llevaran al menos dos años de tratamiento hormonal. La norma, además, establece que las esposas de mujeres que hubieran tenido un hijo mediante fecundación 'in vitro' sean madres del bebé sin necesidad de adopción.

Andalucía dio un paso más en junio de 2014 al aprobar una ley que reconoce el derecho de la libre autodeterminación del género sin necesidad de diagnóstico. Es, hasta la fecha, la única comunidad española donde la transexualidad no está considerada una enfermedad.

Otras autonomías han legislado esta década contra la discriminación hacia el colectivo LGTB. La primera en hacerlo fue Galicia, en abril de 2014; la segunda fue Cataluña, en octubre del mismo año, y la tercera fue Extremadura, el pasado marzo.

En el ámbito social, una encuesta de 2014 de la consultora Bendixen & Amandi mostró que el 64% de los católicos españoles está a favor del matrimonio homosexual, cifra que asciende al 83% en la población de entre 18 y 34 años.

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