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El orgullo de jugar en un equipo gay

Seis clubes de fútbol 7 reivindican la presencia de homosexuales en el campo

El equipo de G Madrid en el torneo Hegosport, en 2011, en Bilbao.
El equipo de G Madrid en el torneo Hegosport, en 2011, en Bilbao.G Madrid

"La pregunta no es si los jugadores están preparados para salir del armario; la pregunta es si la afición está preparada para asumir la homosexualidad de los jugadores". Miguel Vela no tiene dudas al respecto. Este madrileño de 36 años trabaja de ingeniero agrónomo y preside G Madrid Sports, uno de los seis clubes de fútbol 7 aficionado de España formados por y para el colectivo LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales). Kamalions en Bilbao, Panteres Grogues en Barcelona, Gayos y G Madrid en la capital, Samarucs en Valencia y Elaios en Zaragoza reivindican la presencia de homosexuales en el deporte rey.

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Son equipos modestos. Todos de fútbol 7, con menos de 20 jugadores cada uno, que subsisten gracias al patrocinio y a la aportación de sus socios (25 euros anuales). Muchos participan en ligas organizadas por su comunidad autónoma, pero la crisis y el escaso presupuesto con el que cuentan ha reducido su presencia a tres torneos anuales. Aún así, su pasión por el fútbol les mantiene a flote.

Surgen bajo un mismo objetivo: desmontar los tópicos del fútbol y del colectivo gay. "Queríamos romper con el estereotipo del gay que solo sale de fiesta y demostrar que en España hay homosexuales a los que nos gusta jugar al fútbol", explica Fran Pavones, el fundador de G Madrid Fútbol. Este funcionario de 48 años, al que apodan El Abuelo, fue el responsable de formar el primer equipo gay en Madrid en el año 2000.

Surgen para desmontar los tópicos del fútbol y del colectivo homosexual

Pese a que en España el 6% de los jóvenes de entre 15 y 30 años pertenece al colectivo LGBT (según datos de la Federación Estatal de Gais y Lesbianas), no existe un solo jugador de fútbol español en Primera División que haya reconocido su homosexualidad abiertamente. "Es imposible estadísticamente que no existan gais en el fútbol", asegura Javier Regalado, el presidente y capitán de Samarucs.

Torneo Juegos del Orgullo 2014, en San Sebastián de los Reyes (Madrid).
Torneo Juegos del Orgullo 2014, en San Sebastián de los Reyes (Madrid).EDP

En estos clubes la inclinación sexual no es un condicionante. "La sexualidad aquí es anónima. Si el jugador quiere hacerlo público, cuenta con nuestra confianza, pero si quiere mantenerlo en la intimidad aquí no pedimos ningún carné", afirma Antonio Ortega, capitán del equipo los Gayos, creado en Madrid el pasado mes de octubre. Ortega es un psicólogo madrileño de 36 años. Atiende en su consulta a jóvenes con dificultades para asumir su sexualidad. Como apasionado del fútbol, deporte que practica desde los cinco años, decidió formar un equipo en el que los gais se sintiesen cómodos, pero que al mismo tiempo constituyera una plataforma de integración.

Sam Gras es un ejemplo. Este francés de 36 años, profesor en el Liceo, es el único heterosexual del equipo. Lleva siete años jugando con G Madrid, casi tantos como los que reside en España. "Me encanta el fútbol y creo que es necesario mostrar a los más jóvenes que su sexualidad no debe limitarlos en ningún aspecto de su vida", afirma Gras.

Es imposible estadísticamente que no existan gais en el fútbol

Javier Regalado, presidente  del club valenciano Samarucs

Las mujeres, sin embargo, son las grandes ausentes en estos clubes. El único que contaba con un grupo de fútbol femenino era Panteres Grogues y actualmente esa sección está disuelta. "Aceptamos a chicas, sean lesbianas o no. El problema son las federaciones, que no permiten que equipos mixtos participen en los torneos", asegura Joan Miró. El arquitecto catalán de 46 años fundó hace 20 Panteres Grogues, el primer club de fútbol gay español. Miró asegura que la homosexualidad en el fútbol continúa siendo motivo de discriminación: "Es una homofobia más sutil que directa, donde se sigue asociando al fútbol con la virilidad y calificando de maricas a los jugadores con bajo rendimiento".

"El fútbol es un reflejo de la sociedad. Si la discriminación sexual existe en la sociedad, también existe en el fútbol", sostiene Ortega, capitán de los Gayos que espera que el fútbol deje finalmente en el banquillo a la homofobia.

Fuera de España sí se atreven

Thomas Hitzlsperger, exjugador del Stuttgart, Aston Villa, Lazio o West Ham, entre otros, declaró en enero al periódico alemán  Die Zeit  su homosexualidad. "He decidido anunciarlo para que este tema avance en el mundo del deporte. No se toma en serio en muchos países y es preocupante". Mientras en España la homosexualidad continúa siendo casi un tabú en el fútbol, en otros países ha habido jugadores que han decidido dar ese paso.

Justin Fashanu. Este futbolista inglés de origen nigeriano fue el primer jugador con cierta fama en reconocer su homosexualidad, pero sin duda fue el caso más triste. Se suicidó en 1998, solo un año después de su retiro, tras una acusación por acoso sexual a un joven que había quedado desestimada.

Anton Hysen. Futbolista sueco que juega en el Utsiktens BK, en la tercera división, que curiosamente entrena su padre. Nacido en Inglaterra, es un símbolo en la lucha por los derechos de los homosexuales en su país.

Robbie Rogers. El estadounidense hizo pública su homosexualidad en febrero de 2013 al mismo tiempo que anunciaba su retiro como jugador del Stevenage inglés. Sin embargo, unos meses más tarde aceptó una oferta de Los Ángeles Galaxy. Ha jugado 18 partidos con la selección de Estados Unidos.

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