La estabilidad
Estaba llena de manos esa caja, de ahí la necesidad de tesoreros corruptos que pusieran un poco de orden
No hay día sin imputado o imputados. Es la lluvia fina de la que hablaba Aznar y que acaba empapando la tierra. Cualquier cosa mala que siembres en estas heredades crece como la espuma. Mira lo hermoso que está el populismo de Aguirre, lo crecida que viene la apatía de Rajoy, observa cómo florece la caradura de Rita Barberá, no te pierdas el tamaño de las mentiras de Cospedal. En esta parcela están las comisiones, es una de las más feraces. Nos llevábamos el 3%, el 5%, depende, a veces más. ¡Qué fiesta! Pero éramos muchos a repartir y había que estar buscando todo el rato nuevas fuentes de financiación. La principal era la caja de los impuestos, donde metíamos la mano sin problemas. A veces, al meter la tuya, tropezabas con cuatro o cinco más. Estaba llena de manos esa caja, de ahí la necesidad de tesoreros corruptos que pusieran un poco de orden. Estaban también las facturas falsas, los sobornos, qué sé yo, los pagos en especie, entraba el dinero por todas partes, no dábamos abasto a recaudar, esto para ti, esto para mí, y esto para tu madre, pobre, que con las horas que pasas aquí, robando, apenas le prestas atención.
Quiere decirse que ni manzanas podridas ni casos aislados, no, nada de eso, éramos una organización criminal y las organizaciones criminales están para lo que están, lo que no significa que no se hicieran cosas buenas. Gobernar, por ejemplo. Todos los días dejábamos un hueco para gobernar, y ahí tienes la reforma laboral, la ley mordaza, la LOMCE, la amnistía fiscal. Si lo piensas, hemos legislado a una velocidad de vértigo para el poco tiempo de que disponíamos. Y eso ha sido un semillero de estabilidad. Por eso la gente de bien, con sentido común, sigue apoyándonos. Queda tanto por hacer.
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