¿Crisis de identidad?
Soy castellano —mis padres lo son— y vasco, nací y me crié en Bilbao; y quizás soy también guipuzcoano, me formé como ingeniero en San Sebastián. Algún gallego me considera gallego, pues viví casi dos años en A Coruña; y qué decir de los madrileños, o de los canarios, con los que he disfrutado 10 años de mi vida… Además, meses paseando por Pamplona, Toledo, Alicante… Arte, cultura, folclore, amistades…
Entonces, ¿qué pensar? ¿Qué sentir con esta amalgama de profundos y sabrosos sentimientos?
Me considero español. Sí, el de la alegre guitarra, el del toro y el flamenco, el de la juerga, el de la buena comida y, si quieren, también el de la tortilla de patatas y la siesta. ¿No compartimos similares sentimientos y pasiones? ¿Por qué esas “discordias discordantes” en política en vez de luchar por lo común?
Invito a todos a reflexionar, especialmente a los políticos de toda España, a la que representan y dirigen, para bien o para mal: busquemos la concordancia en la discordancia.— Santiago García-Alonso Montoya.
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