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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los niños y niñas nepalíes son supervivientes, no víctimas

Si tratamos a la infancia como un agente de su propio cambio, incluso en cosas tan sencillas como el lenguaje que usamos para describirlos, estamos en el buen camino

Niñas nepalíes desplazadas esperan a que les sirvan la comida en Sankhu (Kathmandu).
Niñas nepalíes desplazadas esperan a que les sirvan la comida en Sankhu (Kathmandu).Buddhika Weerasinghe (Getty Images)

Más de un millón de niños y niñas necesitan ayuda humanitaria urgente después del devastador terremoto y las fuertes réplicas que asolaron Nepal, que han dejado más de 7.000 muertos y más de 14.000 heridos. Unos 39 de los 75 distritos del país se han visto afectados y el fuerte sismo se ha sentido también en países vecinos como Bangladesh, India y China. El proceso de recuperación costará millones de dólares y durará años, por lo que aún queda un largo y duro camino por delante.

En cualquier caso, debemos recordar que, por muy mal que esté la situación ahora, los niños y niñas de Nepal y sus familias, que están intentando sobreponerse a lo ocurrido para recuperar sus vidas, son supervivientes, no víctimas.

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Si podemos adoptar esta visión y tratarles como agentes de su propio cambio, incluso en cosas tan sencillas como el lenguaje que usamos para describirlos, entonces estamos en el buen camino, aunque evidentemente las palabras solas no van a hacer que estén a salvo y sanos. La lista de necesidades es ahora muy larga, pero cada detalle importa si hablamos del objetivo de asegurar sus derechos y conseguir el desarrollo de sus metas en la vida.

El personal de Plan Internacional ha trabajado con el Gobierno y las agencias locales e internacionales de desarrollo para evaluar de manera exacta qué se necesitaba de manera más urgente y dónde. Las comunidades de las zonas más remotas de Nepal tendrán que luchar enormemente en los próximos meses y años, así que ahí es donde enfocaremos nuestros esfuerzos.

Lo más inmediato ahora es que la gente reciba un techo donde refugiarse, aunque sean simples toldos y tiendas de campaña. Los refugios pueden salvar vidas, especialmente porque la temporada de monzones empieza en unas semanas y la lluvia ha hecho su acto de presencia desde el comienzo del desastre. Miles de casas están destruidas o dañadas y muchos edificios siguen siendo inseguros.

Toda esta destrucción también ha afectado al suministro de agua. Conseguir agua limpia y potable es ahora una tarea extremadamente difícil, especialmente para aquellos que viven en las áreas rurales que hasta hace poco han sido inaccesibles y estaban aisladas del resto del país. Nuestra respuesta más prioritaria se ha centrado en alcanzar estas comunidades y distribuir contenedores de agua potable y kits de potabilización.

Evidentemente esta no es una solución a largo plazo, pero por ahora será suficiente y ayudará a prevenir a las familias y niños y niñas del contagio de enfermedades transmitidas por el agua, que pueden llegar a ser mortales, sobre todo teniendo en cuenta que el sistema sanitario del país se ha visto desbordado y apenas hay suministros de medicinas.

Por supuesto, además del agua, la gente necesita comer, lo que implica que conseguir suministros alimentarios del otro lado del océano es crítico. Distribuir la comida es el siguiente paso, una tarea difícil en las zonas más afectadas y presenta numerosos retos.

Un lugar seguro donde ir

Los edificios se han visto diezmados y esto también incluye los colegios. Un 80% están destruidos y los que quedan en pie se están usando como refugios para los desplazados. Esto significa que durante un tiempo los niños no podrán volver al colegio. Un asunto preocupante, porque significa la ruptura de la rutina de la infancia y aumenta la ansiedad y el estrés por lo que han vivido.

A pesar de que a primera vista estos impactos no son visibles, haber vivido un gran desastre natural como este terremoto es una experiencia traumática que puede provocar efectos psicológicos a largo plazo. Estamos atendiendo estas necesidades de la infancia a través de la creación de “espacios amigos de la infancia” y lugares temporales de aprendizaje donde los niños puedan reunirse, estar a salvo y hacer todo lo que deberían poder seguir haciendo a su edad.

Plan Internacional ha puesto en marcha hoy cinco “espacios amigos de la infancia” en las zonas de Panga y Luvu, en Katmandú, los primeros de los 100 que prevé crear en Nepal. En estos espacios se atenderán esas heridas invisibles de 1.000 niños y niñas y donde se intentará evitar que, como en otras catástrofes, los derechos de la infancia, sus necesidades y sus opiniones no sean vulneradas ni silenciadas.

Lo más inmediato ahora es que la gente reciba un techo donde refugiarse, aunque sean simples toldos y tiendas de campaña. Los refugios pueden salvar vidas

Los niños y niñas quieren seguir jugando y viendo a otros niños, aunque a su alrededor todo sea devastación, y esta es la base del cuidado y apoyo psicológico que Plan Internacional y otras agencias están ofreciendo.

Los niños y niñas son siempre los más vulnerables cuando ocurre un desastre. Muchos han perdido a sus padres y otros miembros de la familia, su ropa, juguetes, libros del colegio y sus casas. Lo han perdido todo. El impacto psicológico positivo de mantener una apariencia de normalidad y entretenimiento en medio del desastre puede ser incalculable.

En estos espacios amigos de la infancia, cuando hablas con ellos y escuchas lo que tienen que decir sobre el desastre, cuando cuentan sus experiencias y sus expectativas de futuro, te das cuenta de que son verdaderos supervivientes, luchadores, valientes; en ningún caso son víctimas. En las próximas semanas y meses, esperamos recoger muchas de esas voces para que sean oídas, pero llegar a ese punto también necesita apoyo.

La gente nos pregunta cada día qué pueden hacer para ayudar y la respuesta es siempre la misma: donar. Las donaciones económicas son necesarias para apoyar los esfuerzos de recuperación y reconstrucción, que serán largos. No es necesario recoger comida, ropas o medicinas para enviar a Nepal: mucha de esa ayuda no podrá distribuirse y no se usará. Las donaciones servirán para salvar vidas, ahora y cuando pase un tiempo y Nepal desaparezca de las noticias.

Mark Pierce es director regional de Plan Internacional en Asia.

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