Un fenómeno global

Hay series de televisión que trascienden la pantalla y alcanzan la categoría de fenómeno global. Juego de tronos es, sin duda, una de ellas. Millones de seguidores de 170 países han esperado impacientes en la madrugada del lunes el arranque de la quinta temporada, aunque dos centenares de privilegiados tuvieron la oportunidad de ver el estreno cinco horas antes en el Alcázar de Sevilla, donde se rodaron algunas tramas de esta tanda de episodios (que también tienen como escenario la plaza de toros de Osuna).

La serie de HBO, la más ambiciosa producción audiovisual de todos los tiempos, es una adaptación de la saga literaria de George R. R. Martin, creador de un mundo imaginario que recuerda al de Tolkien. Básicamente, la historia gira alrededor de varios clanes familiares que luchan por conquistar, entre intrigas políticas y dramas familiares, el Trono de Hierro en un mundo en el que habitan dragones y seres fantásticos. Viene aderezada con un vestuario deslumbrante, épicas batallas y una gran dosis de sexo y violencia, ingredientes que contribuyen —y mucho— a su éxito.

Los analistas televisivos perciben el enorme impacto de Juego de tronos en el amplio abanico de personajes que alberga: malos villanos y sanguinarios y buenos generosos y abnegados. La complejidad de sus guiones y los giros vertiginosos que los guionistas dan a las tramas han propiciado la eclosión de foros en Internet en los que se desmenuza cada escena y se desbroza cada capítulo.

Legiones de fanes comentan en directo a través de Twitter y Facebook esos virajes sorprendentes, esas muertes inesperadas que salpican el mundo mágico de Juego de tronos y contribuyen a enredar la historia, lo que demuestra que la televisión y las redes sociales son soportes unidos como siameses.

Muestra del furor que despierta la serie es que se ha convertido en la más pirateada en Internet. Las cuatro primeras entregas de la nueva temporada han acabado filtradas en la Red antes del debut oficial y en pocas horas se efectuaron más de 100.000 descargas. Sucesos de este tipo sirven para comprobar la verdadera dimensión de los fenómenos de masas.