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James Goldstein, omnipresente en la cancha y la pasarela

Es el mayor comprador de entradas de NBA en el mundo, y gran amante de la moda. En la pista de baloncesto se le ve acompañado por una modelo rusa o por algún amigo famoso

James Goldstein en un partido entre Los Angeles Clippers y Golden State Warriors.
James Goldstein en un partido entre Los Angeles Clippers y Golden State Warriors.Getty Images

Muchos de los que hayan visto alguna vez un partido de baloncesto de la NBA sabrá quién es James Goldstein. Jim le llamará si ha visto muchos partidos. Todo aquel que siga los desfiles de moda internacionales también sabrá quién es James Goldstein. Jim le llamará si ha estado en muchas pasarelas. James Goldstein es “Moda. Basket. Arquitectura”. Al menos eso pone en su tarjeta de visita. Nadie sabe mucho más de él, y quien lo sabe, no quiere compartirlo.

“Es nuestro mayor comprador de entradas de NBA en el mundo”, decía David Stern, excomisionado de la liga de baloncesto de EE UU. “Tiene un amor verdadero por la moda”, dice de él Jean Paul Gaultier, a cuyos desfiles empezó a ir hace más de 20 años. Todos le conocen, pero no le conocen. “Me doy cuenta de que me he convertido en una especie de leyenda. Y eso ha generado historias… Me gusta”, confesaba Goldstein hace un par de años, tras bromear con que le hubieran relacionado hasta con Marilyn Monroe o Brigitte Bardot –aunque sí estuvo con Jayne Mansfield–.

Es difícil no fijarse en él en el front row de una pista de baloncesto o de una pasarela. Pantalones, cazadora y sombrero de cuero. Preferiblemente de pitón. Pelo blanco largo y, seguramente, acompañado por una modelo rusa o por algún amigo famoso (Jack Nicholson, Rihanna, Lebron James…). Tiene un estilo personal y único. “A Roberto Cavalli le gusta cómo visto, pero dice que si diseña conmigo en mente, ya no seré único”, cuenta Goldstein. La revista Vogue asegura que el diseñador Hedi Slimane se inspiró en él para sus últimas colecciones en Saint Laurent. “Hace 40 años que tengo este aspecto: chaqueta, pantalones estrechos y sombrero de chulo, no de cowboy –se defiende Goldstein–. He buscado a ese chico, Slimane, en el backstage de los desfiles pero es muy huidizo”.

James Goldstein a la entrada del desfile de Christian Dior en la semana de la moda de Paris en 2014.
James Goldstein a la entrada del desfile de Christian Dior en la semana de la moda de Paris en 2014.Cordon Press

Goldstein nació en Milwaukee, y vive en California desde los 18 años, donde se mudó a estudiar finanzas. Después, entró en “el mundo de las inversiones” y le fue tan bien como para dedicarse solo “a lo que de verdad disfruta”. Vive en Los Ángeles, en la espectacular casa de cristal que construyó el modernista John Lautner en 1963 sobre las colinas de Hollywood y que ha salido en películas como El gran Lebowski. De su pasión por esta casa, que compró en 1972 y no ha dejado de renovar en todos estos años, sale la palabra “Arquitectura” en su tarjeta de visita. De ahí y, dicen, de la empresa inmobiliaria con la que podría estar costeándose esta privilegiada vida.

Algo ayudará también la marca “para hombres que disfrutan la vida” que lanzó hace tres años, James Goldstein Couture. Una evolución lógica en su relación con la moda que empezó en la “pequeña tienda” de su padre en Milwaukee y floreció en su primer viaje a París a los 20 años. “Aquel viaje tuvo un gran impacto en mi conciencia de la moda. Di un salto considerable entonces, y aún siento que estoy avanzando más y más en mi look”.

En Los Ángeles tiene su residencia física, pero en realidad Goldstein vive en un avión entre su ciudad y donde le lleve su pasión por el baloncesto y la moda. “Me da mucha pena salir de casa cada vez que tengo que venir a Europa. Pero me gusta tanto la moda…”, decía en el último desfile en Milán. Una pasión con la que solo se interpone a veces su otra pasión: el baloncesto. “Este era el dilema: ¿el desfile de Gucci o el partido de baloncesto en Los Ángeles?”, dijo en la capital italiana de la moda. Esa vez ganó el baloncesto. Pero solo una batalla. Al terminar el partido, se subió a un avión y aterrizó en los desfiles.

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