De Niro, empresario antes que actor
Su proyecto hotelero en las islas Antigua y Barbuda levanta la polémica
Hace tan solo unos días la web estadounidense The smoking gun publicó que el actor Robert De Niro debía al fisco más de 6 millones de euros, producto de impuestos no abonados por algunas de sus propiedades. Al día siguiente la revista Forbes afirmaba que la deuda ya había sido pagada, con un cheque por el total de la deuda. La publicación también metía baza en algo que es bien sabido en el mundo de los negocios: el actor es un empresario de primera división, y en la última década hay pocos casos en el universo del espectáculo con tal diversificación de intereses y tal índice de éxito.
Desde que abriera el Greenwich hotel, en el neoyorquino barrio de Tribeca, De Niro ha invertido en más de 30 restaurantes, una docena de edificios y un sinfín de empresas entre las que se incluyen las de su mujer, Grace Hightower, que con Coffees of Rwanda ha logrado aunar beneficio y beneficencia y que ya goza de su propio imperio. Se calcula que el actor acumula unos activos de más de 200 millones de euros y no son pocos los que afirman que el único objetivo del intérprete al seguir haciendo películas es disponer de los fondos suficientes para seguir invirtiendo en su ciudad natal.
De Niro posee –entre otras muchas cosas- una parte del negocio de los Nobu, considerada la franquicia de restaurantes japoneses más importante del mundo (con establecimientos por todo el planeta); el Locanda verde, uno de los mejores restaurantes de Manhattan, y el Tribeca grill, un local donde se le puede ver a menudo y cuyas paredes aparecen cubiertas por recuerdos del actor. Además, ha inaugurado recientemente el penthouse del Greenwich, que alquila por la módica cantidad de 17.000 euros al día, y un hotel en Rihad, que forma parte de la expansión del mencionado Nobu (que abrió en Las vegas como parte del Caesar’s palace hace sólo unos meses).
Pero De Niro no se frena ahí, aunque de momento descarta abrir nada en Europa (“Me queda demasiado lejos, pero nunca se sabe”, declaró recientemente a EL PAÍS). El protagonista de Casino o Toro salvaje ha decidido ahora dar un salto cualitativo al firmar un acuerdo por 230 millones de euros junto al inversor australiano James Packer para promocionar un complejo hotelero, el Paradise found, en las islas caribeñas de Antigua y Barbuda. El objetivo de dicho acuerdo no es sólo potenciar el enclave como destino turístico sino atraer dinero fresco, y si es hollywoodiense mejor que mejor. Se da la circunstancia de que las tierras donde está previsto instalar el complejo fueron en otros tiempos la casa del K-Club, un lugar de vacaciones conocido por las visitas de Lady Di.
Se calcula que acumula unos activos de más de 200 millones de euros
Sin embargo, y al contrario de lo que ha sucedido en el pasado, donde las iniciativas empresariales del intérprete han sido recibidas con entusiasmo (especialmente, en Tribeca, el barrio de Manhattan donde es considerado el responsable de la explosión popular de la zona) esta vez se ha encontrado con una negativa férrea: la oposición política del primer ministro (uno de los firmantes del acuerdo) afirma que ceder las tierras durante más de 200 años a inversores extranjeros (como especifica el contrato) es ilegal sin que el asunto se haya sometido a votación. También destacan que solo 200 de los 1.400 habitantes de las islas gemelas votaron a favor del proyecto y que no es base suficiente para un acuerdo que hipotecaría buena parte del territorio durante dos siglos.
El actor aún no se ha pronunciado, pero sea como fuere parece difícil que el acuerdo empresarial más importante de la carrera del intérprete se vaya a pique, aunque, como es bien conocido, la realidad a veces supera la ficción.
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