Educación a debate

En las próximas elecciones, la participación de ciertos intelectuales como candidatos promete debates muy interesantes sobre la educación y la cultura. Pero la participación de los actores educativos y sociales en el análisis debería constituir una obligación ética y ciudadana. La aportación de información sobre cómo nuestros estudiantes Erasmus comprueban el carácter sostenible de las universidades extranjeras y el bajo coste de los másteres, y cómo los estudiantes españoles de 4º son aceptados en asignaturas de máster, la deconstrucción de mitos como la excelencia asociada al carácter nativo de los profesores de lenguas, y el análisis crítico de la ideología subyacente en las propuestas de ciertas materias curriculares, son ejemplos de aspectos que los profesionales de la educación viven, conocen y estudian.

Impulsar la educación pública como instrumento de lucha contra la desigualdad, invertir en investigación y cuidar la formación permanente del profesorado deberían ser elementos esenciales de las políticas educativas. En el pasado, en periodos gobernados por el Partido Socialista, se concibieron ambiciosos planes de formación del profesorado en el que participaron investigadores europeos que han sido injustamente olvidados. La educación es de todos y para todos, y una política educativa debe ser leal con el pacto entre generaciones y consciente del reto hacia el futuro.— Carmen Mata Barreiro. Profesora titular, Universidad Autónoma de Madrid.