13 fotosUn oro que no les hizo ricosNueve años después de la apertura de dos canteras en Ahafo (Ghana) por la compañía Newmont con apoyo del Banco Mundial, la población de la zona afectada no puede ocultar su frustraciónAlfredo CálizGhana - 16 abr 2015 - 09:33CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceComunidad de Kantinka. Ofelia Obidi con su sexto hijo, Kabrama, de dos semanas, y Dibola Fusu, que sostiene en brazos a su hijo Steven. Según ellas, la actividad minera ha generado un incremento de los mosquitos y el movimiento de piedras produce un polvo que afecta a la piel de los niños. Los vecinos han solicitado ser realojados en otro lugar más lejano a los límites de la mina.Alfredo CálizCarretera a la altura de la comunidad de Kantinka. Los residuos de piedras de la mina están al borde de la carretera y a pocos metros de las casas de la comunidad, de unos 400 vecinos. Se dedican a la agricultura de la banana, kazaba y cacao. Sus tierras de labor son las de siempre, no quedan dentro de la mina. Su principal problema es el agua y los ruidos debido a los movimientos en la zona de la actividad minera.Alfredo CálizBomba de agua en la comunidad de Kantinka. Los vecinos afirman que su principal problema es el agua. La compañía instaló esta bomba después de recibir sus quejas pero el agua procedente de esta perforación sale turbia y no es apta para el consumo.Alfredo CálizComunidad de Kantinka. En el centro, Henry Ansa Kujo se queja de que antes de la llegada de Newmont su vida era tranquila. Asegura que la compañía se instaló prometiendo empleos para los más jóvenes. Sin embargo, ninguno de sus nueve hijos ha trabajado jamás en la mina.Alfredo CálizComunidad de Anane Krom. El anciano Yaw Amamu vive en ella desde hace 30 años y ha visto cambiar la vida de sus vecinos. Recuerda con nostalgia los tiempos de antes de la llegada de la compañía minera. "Nuestra vida era más sencilla", dice. "Teníamos agua y tierras cerca de nuestra casa. "Ahora, los residuos de piedra han bloqueado el cauce del río y encontramos grandes dificultades para acceder al agua", asevera.Alfredo CálizCarretera que va a la comunidad de Anane Krom. Esta tiene un problema con sus tierras de cultivo. Las nuevas que están trabajando desde la llegada de la compañía minera están lejos de sus casas y tienen que hacer largos trayectos a diario para mantener sus cosechas.Alfredo CálizSivia Savato saca agua de una bomba en la comunidad de Anane Krom. Al fondo se observa la montaña de piedras resultado de la actividad minera.Alfredo CálizLa comunidad de Kutuka está formada por 1500 vecinos aproximadamente. Su principal problema es el agua. No funcionan ninguna de las tres bombas instaladas por la compañía Newmont. Una de ellas, la más cercana a sus tierras de cultivo del cacao, da un agua turbia que no se puede beber. La empresa les ha suministrado un tanque gigante de agua que llenan cada tres días.Alfredo CálizAlex Kodjo Asar es el jefe de la comunidad de Manu Shed, en la que viven unas 300 personas. Está situada muy cerca de la mina y los vecinos se quejan de los ruidos y de las explosiones. A la mayoría les gustaría ser reasentados en Ntotroso y así se lo han planteado a la compañía pero, para esta, el reasentamiento sería la última solución.Alfredo CálizKristof Folie, de 25 años y campesino de Anane Krom. Cultiva la banana y el cacao. Esta comunidad tiene un problema con sus tierras. Las nuevas que cultivan desde la llegada de la compañía minera están lejos de sus viviendas y tienen que hacer largos trayectos a diario para mantener sus cosechas.Alfredo CálizComunidad de Anane Krom .Alfredo CálizVecinos yendo a la comunidad de Tutuka, en las proximidades de la mina.Alfredo CálizAutobús de la compañía Newmont a su paso por la comunidad de Manu Shed.Alfredo Cáliz