Almodóvar sangra en Twitter
Espetó a Wert en los Goya, soltó casi la única referencia política de la gala y ahora recibe pedradas de 140 caracteres. A veces, el español sufre un odio visceral hacia artistas e intelectuales (y más en el caso del manchego, que ha abierto tantos caminos y costuras). Por eso, cuando opinan de política, es decir, cuando descienden a un terreno que vive en los telediarios y que pertenece en cierto modo a la cultura de masas, muchos ciudadanos afilan sus incisivos. Enseguida intentan devolverlo a porrazos a su gueto profesional, “que se dedique a hacer películas”, y además, abierta la veda, desautorizan su obra, la desprecian a base de una mezcla de tópicos y resentimiento porque, por supuesto, sólo la conocen de oídas. Eso sí, cuando alguno coincide con nuestra ideología, aplaudimos, celebramos su existencia y utilizamos sus palabras como argumento de autoridad contra los que discrepan. Incluso halagamos sus cintas, utilizamos expresiones como “magistral” o “mensaje”, nos pulsamos la sien... Y también, como en el caso de los que insultan, sin haber visto sus películas.— Esteban Ordóñez Chillarón.
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