_
_
_
_

Por qué este gesto está en todos los selfis

Las caras en los autorretratos expresan cada vez más sorpresa falsa. Es la pose de moda y esconde varias ventajas para salir favorecido

Selfie fue la palabra de 2013 para los diccionarios de Oxford pero en realidad el término tendría que haber venido con un glosario completo con todas las posibilidades que ofrecía el invento, las cuales tienen por supuesto su propio. Estaba la postura de los morritos, por ejemplo, que en inglés se llama duckface y que, según la revista Complex, es la "variedad más conocida" del selfi. En un artículo que reúne los 15 tipos de autofotos, explica que es quienes la usan "se ven como modelos", porque "la personas más atractivas tienen los labios carnosos". (ICON hizo una lista similar pero se quedó corto en la reflexión.)

#Fauxsurprise, lo llaman los anglosajones. Sorpresa falsa. Llamémoslo nosotros sorpresado, que mezcla sorpresa e impostado

La fórmula triunfó porque sirve para todo tipo de circunstancias. ¿Seducir en la foto? Morritos. ¿Pena por algo? Morritos con ojos tristones. ¿Mandar un beso? Morritos. Al menos esto era así hasta ahora. Estos días, un fantasma recorre Instagram. Uno que busca derrocar el imperio del duckface e imponer un nuevo orden, mucho más complicado de dominar y mucho menos visto. Se trata de la cara de sorpresa. #Fauxsurprise, lo llaman los anglosajones y sus imitadores. Sorpresa falsa. Llamémoslo nosotros sorpresado, que mezcla sorpresa e impostado. Es el paso siguiente. La evolución del selfi a algo más elaborado. El nuevo negro. Los nuevos jueves.

Deconstruyamos este fenómeno por pasos. La sorpresa consiste en coger desprevenido, conmover, suspender o maravillar con algo imprevisto, raro o incomprensible. Para expresarla, los humanos subimos las cejas y abrimos los ojos, que se vean bien, lanzándolos al objeto que nos ha dejado mudos. La mandíbula cae, sin tensión. Los múltiples emoticonos de una cara sorprendida o los dibujos de Tex Avery marcan bien una caricatura de la misma.

Según la web Mashable, la falsa cara de sorpresa presenta varias ventajas. Al tener que abrir los ojos parecen más grandes, al sonreír con la cara estirada las arrugas son menos y, al tener la boca abierta, los labios se ven enteros y alarga y adelgaza la cara. Todo razones de peso si somos un egótico para el que salir bien en las redes sociales es su razón de levantarse por las mañanas.

El gesto comparte la versatilidad de los morritos –en tanto que vale para cualquier situación– y le añde además una virtud: un aire de jocoso artificio que le recuerda al público que esto no es más que un selfi, que la pose está impostada y que no hay que porque fingir que es algo natural y producido ni escandalizarse porque no seas así. Hasta que en unos meses haya sido tan repetido que dé pereza solo pensar en él, bienvenido seas, sorpresado. Eres la novedad que el selfi necesita.

El lado salvaje de la vida 'selfie'

Carlos Carabaña

Aunque da igual el tipo de selfie que sea, hay científicos sociales que apuntan en su contra. En un estudio titulado Tagger's Delight, realizado en tres escuelas de negocios del Reino Unido, se llega a la conclusión de que demasiadas autofotos pueden llegar a dañar las relaciones en la vida real.

Su metodología de trabajo fue hacer una encuesta entre 508 usuarios de Facebook, con una edad media de 24 años, y preguntar cómo de cercanos sentían a la gente de su círculo que también usaba la red social. Luego analizaron la cantidad de diferentes tipos de fotos-como de uno mismo, un evento, la familia, un objeto...- que tenían esos perfiles y el grado de relación-familiar, pareja, amigo cercano, colega de trabajo...- e intimidad que sentían por los mismos. La correlación surgió. A más selfies, menor posición en la sensación de intimidad.

"A la gente, salvo que sean amigos muy cercanos o familiares, no les gustan aquellos que constantemente están compartiendo fotos de sí mismos", dijo David Houghton , uno de los autores principales al Huffington Post. La conclusión que ofrece es sencilla. No importa si es morritos o falsa cara de sorpresa. "Piensa dos veces, postea solo una".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_