Hijos de la precariedad
PorRafa Sánchez (@fabricanciones).
Rafa Sánchez trabaja con los chicos durante el taller.
Llego por la tarde a la Escuela Hogar de la Madre Teresa en Granada. Decenas de chavales, niños, niñas y adolescentes corretean por un soportal sombreado y lleno del ruido de la vida de estas criaturas. Estamos a las faldas de la Alhambra. Son menores en régimen de acogida. Cada uno, con historias de dolor y de un sufrimiento que pareciera no caber en esos cuerpecitos. Su infancia es cualquier cosa menos un amable paraíso.
Empezamos el taller en la azotea de la casa y les pregunto: ¿Quién quiere convertirse esta tarde en cantautor o cantautora? Muchos levantan la mano. Vamos a hacer juntos una canción colaborativa sobre lo que son y lo que su vida es en aquel cálido lugar. No es una tarde más, ni un taller más. Pronto me doy cuenta al escucharles que me arañan sus heridas. Se va desatando dentro mío un torrente de rabia , pena y ternura, a la vez que juego con ellos , con la guitarra y las palabras. Tejemos poco a poco un telar de rimas y versos que contienen lo que sienten y lo hacemos canción. Y se aplauden, y ríen, y la belleza y la magia nos envuelve en esa escondida sensación que a veces tiene uno de estar viviendo un instante que no vas a olvidar. Terminamos de componer la canción y la grabamos. Han compartido cosas muy duras y otras muy hermosas. Todas de alguna manera quedan en el corazón de este humilde canto nuestro. Han sido 3 horas de pura vida. Me despido “tocado” de todos y todas y muy agradecido por el privilegio de este rato.
Me voy al hotel a descansar porque mañana debo estar temprano en Madrid de regreso. En el coche a las 5 de la mañana y de camino, conduciendo, comienzo a digerir lo que acabo de vivir. Lo primero que se me viene es un sentimiento de agradecimiento y de admiración a las personas de la Escuela Hogar de la Madre Teresa de Granada que acogen y acompañan a esos niñ@s y adolescentes en su cotidianidad. Les dan el calor de un hogar que no tenían. Y luego vienen a mi mente estas preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué vidas tan inocentes se ven sometidas a esos terremotos vitales tan desgarradores? Al maltrato, a ser víctimas de la violencia de género, a tener a sus padres en la cárcel o a no tenerlos en ningún lugar, a…
La canción se llama “Hijos del mundo”, pero podría llamarse también “hijos de la precariedad” y esto es mucho más que una fatalidad. La precariedad es hija de la injusticia, y lo que escuché ayer de bocas de estos críos son sus terribles consecuencias.
Me sigo preguntando cosas: ¿Para qué sirve fabricanciones? ¿Ayer sirvió para algo el taller? Y entonces me acordé de las palabras de Eugène Ionesco, recogidas en el maravilloso libro de Nuccio Ordine “La utilidad de lo inútil”:
La poesía, la necesidad de imaginar, de crear es tan fundamental como lo es respirar. Respirar es vivir y no evadir la vida.
Más info enwww.fabricanciones.com
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