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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La mezquita menguante

El Cabildo de Córdoba se refiere al monumento más emblemático de la ciudad únicamente como "catedral", omitiendo la parte musulmana

Marcos Balfagón

Menos mal que las piedras aguantan, porque si fueran tan evanescentes como el nombre, la Mezquita de Córdoba ya habría desaparecido. De momento, la palabra mezquita ya no figura ni en los folletos turísticos ni en las entradas que dan acceso al recinto. Tampoco figura en la información de la web y, lo que es peor en tiempos de Internet, incluso desapareció unos días de Google Maps, el medio que ahora certifica el nombre y la existencia de un lugar.

En esos medios, uno de los conjuntos históricos más importantes de Andalucía y de España, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1984, se presenta solamente como “catedral” por decisión de la Iglesia católica, que es la que gestiona el recinto. Se ignora de esta forma la decisión del Ayuntamiento de Córdoba, que hace 10 años acordó denominar “Mezquita-Catedral” al conjunto arquitectónico.

El Cabildo de Córdoba persiste en su empeño de hacer desaparecer, al menos nominalmente, la historia musulmana del recinto, los vestigios de la cultura omeya. Vano intento: para el visitante que se pasee por ella, es evidente que lo que contempla es una mezquita —construida sobre una iglesia visigoda— a la que se sobrepuso otra estructura cuando, bajo el dominio cristiano, se convirtió en catedral.

El conjunto actual es el resultado de un rico mestizaje, y negar uno de sus componentes contribuye a poner en evidencia una forma de actuar excluyente e intransigente.

La polémica por el nombre ha enconado los ánimos, ya agitados desde que en 2006 la Iglesia inmatriculó la mezquita en el Registro de la Propiedad bajo el amparo de una ley muy cuestionada que le ha permitido hacerse con la titularidad de muchos bienes.

La Junta de Andalucía ha reaccionado exigiendo la titularidad pública del recinto. “Alguien no razona con la suficiente claridad”, ha declarado el consejero de Turismo, Rafael Rodríguez, en referencia al efecto que la medida puede tener sobre la propia ciudad.

La Iglesia debería revisar su posición; esta gestión sectaria del monumento no hace sino reforzar los argumentos de quienes reclaman que la mezquita, como patrimonio de todos los andaluces, vuelva a ser de titularidad pública.

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