Abusos en la Iglesia
Es un hecho histórico en el Vaticano que el propio Papa se haya implicado personalmente en el esclarecimiento de los abusos sexuales a menores por miembros de la Iglesia. Abusos que durante años han estado ocultos por un “vínculo absoluto de secreto” que la propia institución imponía en el Código Canónico fechado en 1917. Una ley del silencio que conllevaba la excomunión en caso de denuncia pública de las aberraciones que se llevaban a cabo.
Hoy es obligado recordar las palabras proféticas de Benedicto XVI: “¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar entregados al Redentor! ¡Cuánta soberbia! La traición de los discípulos es el mayor dolor de Jesús. No nos queda más que gritarle: Kyrie, eleison. Señor, sálvanos”. Tenemos que aplaudir y apoyar, al margen de las creencias individuales, que el papa Francisco haga suyas las palabras del Papa emérito y erradique, no sólo a los “Judas pedófilos” que han cambiado el beso traidor, por besos pederastas, sino también, a los Poncio Pilatos que se han lavado las manos de los fluidos delatores.— Francisco Paz Baeza.
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