La casa por el tejado
Lammily, la nueva muñeca, ha causado furor. Con unas proporciones mucho más realistas y un vestuario sencillo, intenta promover un estándar de belleza distinto. La iniciativa me parece genial pero creo que es como empezar la casa por el tejado. Mientras veía un reportaje sobre la noticia, mi sobrina se acercó y vio la muñeca. Acto seguido, me preguntó: ¿por qué está gorda? Me quedé asombrada con su reacción. Comprendí que, pese a que se modifique el aspecto de un juguete, nada cambiará.
Tenemos unos criterios estéticos muy arraigados que se inculcan desde la niñez. Princesas de dibujos animados, actrices y modelos que aparecen en portadas y publicidad… Estos son los verdaderos referentes a partir de los que los niños forman su criterio, comparan y opinan. Así pues, por muy real que sea una muñeca, si el contexto no cambia no solo no se está promoviendo un estándar de belleza real, sino que los niños lo llegan a rechazar y criticar. Me pregunto entonces: ¿es peor el remedio que la enfermedad?— Blanca Valverde.
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