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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Yo quería ir a Bangladesh

PorRicardo Fernández, "cooperante a cargo del proyectowww.distritopachanga.com, la crónica de un viaje por tierra desde Vietnam hasta España, con un balón bajo el brazo y un partido en cada aldea visitada, tratando de buscar lo diferente para encontrar lo común de lo humano."

Yo…

Quería ir a Bangladés, quería contar algo de miseria, distrito, reacción y urgencia.

Quería bucear en el país más superpoblado del mundo, y ver si realmente los meandros del Ganges y el Brahmaputra hacen de su delta un lugar riquísimo en limo, en sedimento, en vida, vida ya agotada.

Quería llegar y escuchar la historia viva de quienes se libraron de Inglaterra en el 48 y de Pakistán en el 71, pasando a ser controlados por empresas extranjeras.

Quería recordar que el 24 de abril del año pasado murieron 1127 personas al derrumbarse el edificio Rana Plaza, en las afueras de Daca.

Quería empujar a la memoria de las fallecidas, sí, plural y femenino, porque prácticamente el 90% de las esclavizadas eran mujeres.

Quería sentir lo profundo de una masacre así cuando aún quedaban 300 cadáveres sin identificar, sin familias que les llorasen, sin flores que regar.

Quería ir y confirmar que el Corte Inglés, Primark, Mango, Zara, Benetton o GAP encargaban sus prendas a empresas establecidas en el Rana Plaza[1].

Quería rascar por aquí por allá hasta poder encontrar alguna trazabilidad entre las tiendas de mi barrio y este dolor,.

Quería gritar que Bangladés no es un detalle excepcional, es una pieza más, como China u Honduras, en esa greca que globaliza las ganancias, deslocalizando las responsabilidades.

Quería conocer supervivientes y contrastar sus mínimos salarios, el acoso sufrido, la explotación de menores, el precario estado de los edificios, las nulas vacaciones, las interminables jornadas laborales, el miedo a sindicarse, la discriminación sexual, el día a día, que pese al accidente, sigue volviendo a amanecer.

Quería contar con los dedos y que no me saliesen las cuentas, cuando una trabajadora gana 48,50€ al mes por trabajar 28 días del alba a la luna.

Quería ponerme orden en el caos mental ¿por qué la Unión Europea, tú, yo y ellos, hemos liberado las importaciones de productos textiles de Bangladés suprimiendo cualquier tipo de arancel o cuota?

Quería flipar al escuchar que las personas trabajando en las decenas de talleres del edifico vieron como se abrían las grietas en las paredes los días previos al derrumbe.

Quería meter el balón entre los pasillos de las maquilas y jugar de reportero defensivo, hablando de las bondades del libre comercio y la deslocalización de empresas, una mina que permite a los gobiernos locales generar empleo y recaudar impuestos, que permite bajar costes y minimizar responsabilidades a las empresas multinacionales, y que desemboca en menores precios y nuevos diseños para los consumidores, “¡joder! Esta-to-guapo, santo chollo! quiero que mis hijos estudien multinacionalogía!”

Quería exponer un escenario mágico con ponys rosas que vuelan, donde todo funciona…

Quería frenar en seco la imagen y contar brevemente cómo una camiseta hecha a 12.000 kilómetros de distancia puede costar menos que el sello para enviar una postal a la fábrica donde fue hecha.

Quería desglosar los costes de producción de una fabrica gallega y una fabrica bangladesí como las instaladas en el Rana Plaza…

y al llegar al apartado de mano de obra, frenar de nuevo en seco, hacer zoom en la mirada, y gritar que no es verdad eso de que “la mano de obra es más barata porque los salarios son más bajos porque el país es pobre”.

Quería soltar solo una idea: el concepto de trabajo en Galicia no es el mismo que en Bangladés, aunque se usa la misma palabra, nos estamos refiriendo a dos conceptos diferentes.

En un lugar trabajo significa contrato, salario, seguridad social, IRPF, vacaciones, “¡couf couf! hoy estoy enfermo”, mi taquilla se respeta, hay luz, casco, guantes, dignidad[7].

En el otro no.

Quería un vídeo que provocase a la gente decir: “vale, muy bien, que le jodan a H&M y así se morirán de hambre todos los trabajadores en la calle, ¿es eso lo que quieres?”

Quería poder contestar: “no, no es esa la solución, dejar de comprar no sirve y no basta, que un boicot[8] puede ayudar a que las empresas reaccionen, sí, pero que la clave es informarse del origen de nuestras cosas, y exigir a las empresas que se lucren con honestidad, que paguen impuestos e indemnizaciones, que supervisen toda la cadena de valor, que sean responsables de las lágrimas derramadas en cada botón”.

Quería recordar que cientos de trabajadoras siguen en la calle, sin poder pagar médicos que atiendan sus heridas, unas discapacidades que las imposibilitan para trabajar, acabándose el único sueldo que entraba en la casa, esa casa que no tienen.

Quería hacerlo pero…

Llegué a Calcuta, y sacado ya mi visado para Bangladés, con todo listo, documentado y tembloroso fui a comprar el billete de bus, y de camino perdí el pasaporte; me derrumbé, se jodió el plan, sentí que por algo pasaban las cosas y decidí seguir.

Yo quería contar algo de Bangladés, pero no pude, una pena, un dolor.

Comentarios

Hola, Pues una pena que no pudieses llegar , ver en primera persona todo lo que cuentas y escuchar de primera mano los testimonios de las personas de allá. Aún así, gracias por contar lo que todos sabemos sin necesidad de estar allí. Nunca es suficiente. Otra moda es posible!
que facil es escribir sin saber, desde luego que la imaginacion es maravillosa, pero yo que vivo en Bngladesh desde hace años podria contar la realidad y discrepar con tantas cosas que escribe la gente sin vivir aqui.No todo el mundo esta explotando a los pobrecitos bengalis, sino que les ayudamos a vivr con mEjor calidad de vida y ponemos nuestro granito de arena para que con nuestra manera de comportarnos ellos traten un poco mejor a sus mujeres sabiendo que todo lo basan en la religion. Un saludo.
Hola, Pues una pena que no pudieses llegar , ver en primera persona todo lo que cuentas y escuchar de primera mano los testimonios de las personas de allá. Aún así, gracias por contar lo que todos sabemos sin necesidad de estar allí. Nunca es suficiente. Otra moda es posible!
que facil es escribir sin saber, desde luego que la imaginacion es maravillosa, pero yo que vivo en Bngladesh desde hace años podria contar la realidad y discrepar con tantas cosas que escribe la gente sin vivir aqui.No todo el mundo esta explotando a los pobrecitos bengalis, sino que les ayudamos a vivr con mEjor calidad de vida y ponemos nuestro granito de arena para que con nuestra manera de comportarnos ellos traten un poco mejor a sus mujeres sabiendo que todo lo basan en la religion. Un saludo.
Hola, Pues una pena que no pudieses llegar , ver en primera persona todo lo que cuentas y escuchar de primera mano los testimonios de las personas de allá. Aún así, gracias por contar lo que todos sabemos sin necesidad de estar allí. Nunca es suficiente. Otra moda es posible!
que facil es escribir sin saber, desde luego que la imaginacion es maravillosa, pero yo que vivo en Bngladesh desde hace años podria contar la realidad y discrepar con tantas cosas que escribe la gente sin vivir aqui.No todo el mundo esta explotando a los pobrecitos bengalis, sino que les ayudamos a vivr con mEjor calidad de vida y ponemos nuestro granito de arena para que con nuestra manera de comportarnos ellos traten un poco mejor a sus mujeres sabiendo que todo lo basan en la religion. Un saludo.

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