Traje cerámico
FOTO: Íñigo Bujedo Aguirre
El centro de información científica de la Universidad de Silesia en Katowice (Polonia) tiene, como tantos edificios, una relación paradójica con su ubicación. De un lado, el inmueble, que funciona como biblioteca, tiene un carácter introvertido para proteger y almacenar los 800.000 libros que contiene. De otro, precisa espacio y luz natural para que quienes llegan hasta allí a investigar sobre temas científicos puedan trabajar con comodidad. Así, de esa paradoja entre contener y exponer extrajeron los arquitectos las claves para hacerle al edificio un traje cerámico.
Volvamos al traje cerámico que da la cara por la biblioteca. Lo que más llama la atención de la composición ideada por Dariusz Herman, Potr Smierzewski y Wojciech Subalski, los arquitectos del estudio HS99, es que esa fachada es a la vez contextual y personal. Suma tanto al contexto como recorta la presencia del centro de información. La piel de losas areniscas tejida con proporción decreciente encierra un sistema de fenestración en el que las ventanas anidan en los huecos de las piezas cerámicas. Así, el edificio está a la vez protegido e iluminado. No solo eso, la naturaleza introvertida del inmueble se da la vuelta al llegar la noche. Apenas visibles durante el día, las ventanas que actúan enmarcando las piezas cerámicas, se convierten con la oscuridad en reclamos luminosos. Hasta el punto de que hacen desaparecer la cerámica y adquieren el protagonismo en la fachada. De modo que, con un mismo traje cerámico, esta biblioteca muestra su anverso y su reverso a partir de su iluminación. Esa paradoja se hace eco de lo que sucede en su interior donde para proteger a los lectores no ha hecho falta desproteger a los libros. Y viceversa, donde la protección de los libros no ha afectado a la comodidad de los lectores.
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