Costes sociales
Los recortes salariales mejoraron la productividad. Ahora, los sueldos deben subir
La OCDE, con una fundamentación empírica rigurosa, avanza algunos de los costes sociales que esta crisis y su gestión está generando en las economías de sus países miembros. En su informe anual de Perspectivas del Empleo, además de constatar las mejoras en la creación de empleo, destaca “las profundas heridas que la crisis ha creado tanto en la gente con trabajo como en los que no lo tienen”. Son costes que no desaparecerán de la noche a la mañana, acentuando la desigualdad y la pobreza en algunas economías avanzadas.
Esas secuelas de la crisis no son las mismas en todos los países analizados. La severidad es mucho mayor allí donde hubo prioridad para políticas fiscales demasiado restrictivas y concentradas en el tiempo. La presión del aumento del desempleo y, en algunos casos, actuaciones reguladoras, han facilitado una caída continuada de los salarios y un aumento de la productividad que ha sido más evidente en las economías de la eurozona. Y dentro de estas, en las periféricas, España incluida.
Entre el cuarto trimestre de 2009 y el 2013, los salarios reales por hora en España han caído en todos los años y significativamente más que en el promedio de la eurozona. Esa ha sido la causa principal de mejora de la productividad de las empresas y de la competitividad exterior. Pero también es la razón que explica un consumo débil, una confianza de las familias erosionada y, desde luego, el aumento de la desigualdad. A ello hay que añadir esa excesiva temporalidad en el empleo sobre la que también alerta la OCDE.
Basar la recuperación económica —no digamos su futuro— únicamente en la contención de las rentas con menor capacidad defensiva, con menores cualificaciones, no es la mejor de las vías. Desde luego no facilita la necesaria modernización económica de España, ni la cohesión social mínima para que el crecimiento esté exento de tensiones sociales.
Es necesario, efectivamente, fortalecer todas las modalidades de capital —físico, tecnológico y humano, especialmente el basado en las habilidades— que son también generadores de productividad y competitividad internacional, pero de forma más duradera y menos costosa socialmente. Esa es la principal condición para que las economías crezcan más y mejor. Para, como destaca la OCDE, “crear no solo más empleo, sino también mejores empleos”.
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