Testigos en el infierno
Miles y miles de voces en todo el mundo ensalzan una profesión que, en los conflictos bélicos, cuenta sus víctimas mortales por cientos. Hablo de reporteros de guerra que entran en zonas calientes armados con una cámara y su perspicacia para intentar inmortalizar momentos de miseria humana que nos abren los ojos a todos sobre la capacidad del ser humano de exterminarse por los más variados y disparatados motivos.
Hasta ahora eran víctimas inocentes que se jugaban la vida con diversa suerte. En la actualidad, y en el interminable conflicto iraquí, se abren nuevos peligros para estos profesionales. Son secuestrados por los contendientes para exigir a quienes les atacan diversas contraprestaciones y, en el peor de los casos, les asesinan a sangre fría ante las cámaras para imponer miedo. Estos asesinos parecen no temer a la Comunidad Internacional que está viéndose superada por tanta barbarie.
¿Qué es lo que motiva tanto odio?, ¿cuál es la retribución justa ante semejantes barbaridades? Años y años de manejos económicos occidentales en Oriente Próximo han provocado el caos más absoluto y que ha derivado en multitud de conflictos bélicos entre personas que luchan bajo justificantes religiosos o de cualquier orden por hacerse con el poder, ahora que ya no hay casi nada que saquear. Mientras, los periodistas de guerra seguirán informándonos.— Pablo Cambronero Piqueras.
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