Transformarse en cooperativa es motivador... y rentable
Por Olga Ruiz, de la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya
Transformar una empresa clásica o una asociación en cooperativa es una elección todavía poco frecuente pero definitivamente al alza en los últimos años. El paso a cooperativa permite mantener la marca y el producto ofrecido pero, sobre todo, aumentar el compromiso de sus integrantes mediante el innovador sistema de darles voz y voto en las decisiones. La transformación permite que los empleados adquieran responsabilidades individuales y colectivas, asuman riesgos y sean parte activa en la definición de su futuro. La dinámica participativa genera motivación y cohesión de equipo. Como consecuencia, mejora la productividad y los resultados económicos. Según un estudio realizado por Les Scop en Francia, las empresas creadas a partir de transformaciones registran un éxito del 85% al cabo de diez años.
Catalunya es una de las comunidades con mayor índice de transformaciones en cooperativa, la mayoría miembros de la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya. Desde las históricas nacidas en los años 80 del siglo pasado a las creadas en los años más recientes de la crisis, cada vez más detectamos ejemplos de empresas que, desde cualquier sector de actividad, aseguran su continuidad a partir de su transformación en cooperativa. Aunque conocer bien la empresa y el mercado son determinantes, las motivaciones que llevan a la creación de la cooperativa a partir de otra fórmula jurídica son de lo más diversas: plantillas enteras que deciden apostar por su trabajo después de un cierre, empresas familiares que ven rota la cadena del relevo generacional o asociaciones que empiezan a generar actividad económica.
Algunos de los casos más recientes son:
Musicop: una cooperativa, cuarenta socios y seis escuelas de música. Cuando el Ayuntamiento de Mataró anunció en junio de 2012 un cambio de gestión en la Escuela Municipal de Música de la ciudad, sus 35 profesores se vieron sin trabajo para septiembre. Sin embargo, un grupo de siete visionarios creó una cooperativa en un tiempo récord con el fin de presentarse al concurso público para la gestión de la escuela. Y ganaron. “De las distintas opciones, la cooperativa era la mejor fórmula para el funcionamiento de la escuela tal y como la conocíamos. En Musicop apostamos por el trabajo en grupo, entre alumnos y entre profesores”, explica Ignasi Gómez, gerente e impulsor de la cooperativa. El pequeño grupo inicial rápidamente se abrió y, actualmente, la empresa la constituyen unas cuarenta personas socias, todas ellas, antiguas trabajadoras de la escuela. La creación de Musicop ha permitido mirar más allá de Mataró y, en solo dos años, la cooperativa ha ganado la gestión de seis escuelas de música en Catalunya.
Cisec: de asociación a cooperativa. Conocida durante 22 años como una asociación que ofrecía servicios de asesoramiento a jóvenes, Cisec es desde enero de 2014 una empresa cooperativa. Mantiene su actividad intacta, presencia en 15 municipios y emplea a 46 trabajadores. La voluntad de transformarse en cooperativa surgió de la evolución de su actividad a lo largo de los años. Como muchas asociaciones nacidas desde el voluntariado Cisec incrementó de manera importante su actividad económica, de manera que su equipo directivo terminó proponiendo convertirse en una empresa para responder mejor a su realidad. “Teníamos una asociación sin base asociativa y crear una cooperativa era una oportunidad para generar relaciones democráticas y abiertas” asegura Joan Martínez, su gerente, quien estima que el cambio de estatuto les dio un valor añadido. “La cooperativa se percibe de forma positiva. Ahora nos ven como profesionales implicados en la empresa, que dan la cara por ella y se comprometen. El equipo impulsor de Cisec, la cooperativa, son hoy 5 personas socias. Naturalmente nuestra voluntad es abrirnos a nuevas incorporaciones”.
Inoxgrup: Crear una cooperativa para mantener una marca histórica. Tras un largo y penoso proceso judicial que terminó con la decisión de entregar la maquinaria de Inoxcrom a sus antiguos dueños pero dejar libre el logotipo, un grupo de cuatro extrabajadores decidió apostar por volver a producir la legendaria marca de estilográficas y bolígrafos. “La decisión de la cooperativa fue unánime. Nos vino todo de cara, sobre todo en la financiación gracias al movimiento cooperativo”, recuerda Jordi Villanueva uno de los que capitalizó la prestación de desempleo y creó Inoxgrup para mantener su trabajo. “La principal ventaja de la cooperativa es la implicación que genera entre las personas socias. Ahora somos trabajadores y propietarios. Todos estamos informados de qué hay, qué funciona y qué no”. Inoxgrup destaca el buen recibimiento de los clientes y, especialmente, de algunas cooperativas de gran tamaño con las que ya ha establecido contratos.
Fotografía: Musicop
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