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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A propósito de Podemos

Lo único que les faltaba era encontrar alguna relación de Podemos con Corea del Norte o los ayatolás iraníes, ya que Esperanza Aguirre y Antonio Elorza han logrado demostrar, sin lugar a dudas, que el líder de esta nueva y exitosa formación es castrista, leninista, bolivariano, proetarra y otras maravillosas lindezas.

Estos voceros del corrupto bipartidismo español no se han parado a pensar que sus improperios, sus acusaciones, no asustan más que a sus propios militantes o incondicionales votantes, no a quienes han optado y optarán por esta formación juvenil e incontaminada.

Que los dirigentes de un partido que sigue fielmente las instrucciones de los obispos llamen telepredicador a Iglesias, o que estos mismos señores le acusen de populista cuando su mentiroso apellido es “popular”, no deja de tener gracia.

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Quizá lo que están haciendo, llevados por el miedo que les producen los resultados de las encuestas, es una buenísima propaganda para el nuevo grupo que con fundadas razones pone en duda este putrefacto sistema.

Si de paso terminan con los personajes impresentables que para preservar sus confortables asientos difaman en los medios, tanto del PP como del PSOE, no hay duda de a quién votar.— Julio Linarejos.

Desde hace algunos años estamos observando un espectáculo televisivo llamado “Pablo Iglesias”, que aprovechó su momento en el prime time para crear el fenómeno Podemos junto a un grupo de personas que “supuestamente” tienen una preparación necesaria para poder realizar un cambio de las políticas públicas en nuestro país. Pero no creo que los medios de comunicación sean conscientes del monstruo mediático que han creado, una persona que aunque haya dado clase en una facultad de Ciencia Política, no es politólogo y eso se nota. No tiene conocimiento del funcionamiento de la Administración pública, no tiene formación en políticas públicas, no habla de gestión; no habla como un técnico, no habla como un profesor, ni siquiera como un investigador; habla con “aquello que es fácil de escuchar”, pero que no explica cómo realizará esos cambios. Me enfada, como politólogo que tiene que trabajar en negro en una cocina para subsistir con 200 euros al mes, que se dé mecha a esta serie de personajes que se mueven como pez en el agua en los Sálvame políticos TV show, pero no tiene ni idea de protocolo, ni lo que significa ser un técnico de Ciencia Política.

Lo penoso de la situación es el engordamiento que realizan los medios de comunicación del fenómeno que, por cierto, tapa el desastre de la gestión de las políticas públicas de los Gobiernos del Partido Popular.

¿Hasta qué punto son manipulables los equipos de Podemos que se forman en los diferentes pueblos? ¿Qué preparación tienen? ¿Qué hacen los partidos de izquierda (tanto PSOE como IU) para defenderse de tanto telepredicador demagogo? Y después se quejan de que jóvenes preparados se harten de la cultura política y profesional de este país y emigren a otros lares.— David Acosta Arrés. Granada.

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