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Por desgracia, en 2014 vuelve a ser necesario hablar del aborto

Por ALMUDENA GRANDES

La autora escribe este prólogo al libro Manual sobre el aborto, de Carmen Martínez Ten, Isabel Serrano y Concha Cifrián, editado por Catarata.

Mari Carmen Talavera y Savita Halappanar. Estos dos nombres han acompañado a las autoras de este libro en el proceso de su escri­tura. Identifican a dos mujeres muy diferentes, de nacionalidades, oficios y experiencias dis­pares, igualadas sin embargo por la misma tra­gedia. Ambas están muertas porque no pudie­ron interrumpir su embarazo en las condiciones de dignidad, seguridad y asistencia sanitaria que habrían asegurado, sin ninguna dificultad, su supervivencia.

Mari Carmen Talavera era española y murió en Madrid en 1985 —el mismo año en el que salió adelante la primera ley de supuestos, que legalizó la interrupción voluntaria del embara­zo en nuestro país— a causa de un aborto clandestino, como tantas otras, durante tan­tos siglos. Savita Halappanar, ciudadana irlan­desa de origen hindú, murió en el Hospital Universitario de Galway, en la República de Ir­landa, en octubre de 2012. Los mismos médi­cos que la informaron de que estaba sufrien­do un aborto espontáneo, se negaron a intervenir, alegando que el corazón del feto aún latía y que estaban en un país católico. Su pasividad provocó una septicemia que acabó con la vida de una joven sana de 31 años.

Si es­tas dos víctimas no hubieran sido mujeres a las que se negó el derecho a interrumpir libremen­te su embarazo, sus muertes habrían sido con­sideradas como homicidios. El primero, invo­luntario y por acción. El segundo, voluntario y por omisión. Como son mujeres que aborta­ron, mucha gente despiadada, por más que se considere a sí misma buena y compasiva, les concedería a duras penas el calificativo de víc­timas de sí mismas.

Desde la muerte de Mari Carmen hasta la de Savita han pasado casi treinta años. En 1985, las ginecólogas Concha Cifrián, Isabel Serrano y Carmen Martínez Ten publicaron un libro sobre el aborto y se lo dedicaron a la pri­mera de ambas. En aquel momento, nadie po­día sospechar que tantos años después pudie­ra ser necesario otro libro sobre el mismo tema, como este que el lector tiene entre las manos. Pero el progreso no es una línea recta, sino un milagro frágil, azaroso, que puede invertirse en muy poco tiempo, anulando cualquier avance por mucho esfuerzo que haya costado conquis­tarlo. Los españoles conocen muy bien ese pro­ceso. Las españolas lo conocen mucho mejor.

En 2014 vuelve a ser imprescindible tratar del aborto con precisión, sabiduría y honestidad. En 2014, resuenan de nuevo, a traición, viejas sofla­mas, rancios argumentos enmascarados en el flamante envoltorio de una propaganda pre­suntamente humanista, que no logra disipar el polvoriento aroma de los cirios de los altares. Los mismos poderes que se declaran capaces de la monstruosidad que supone la ilegaliza­ción de seres humanos, invocan la moral, los principios éticos universales, para abocar a las mujeres a un destino cruel, de mortales conse­cuencias. Como en una pesadilla circular, sin principio ni final, después de casi cuarenta años de democracia volvemos a ser sospecho­sas, peligrosas para nosotras mismas, sentinas de todos los vicios, como nos definió san Agus­tín, y, al mismo tiempo, menores de edad per­petuas, criaturas disminuidas, incapaces de tomar nuestras propias decisiones sobre nues­tra intimidad, nuestro cuerpo, nuestro futuro.

Por eso es imprescindible alzar la voz, de­fender nuestros derechos, luchar contra quie­nes pretenden arrebatárnoslos, pero aún es más importante contar la verdad, explicar qué quiere decir exactamente esa palabra que se pretende abominable, cuáles son las condicio­nes, los riesgos, las consecuencias de un cam­bio legislativo como el que pretende imponer­nos el actual Gobierno. La batalla no está solamente en la calle. El conocimiento es po­der, un arma tan importante como las consig­nas y las pancartas, porque ningún factor ha hecho tanto daño a las mujeres que afrontan un embarazo no deseado como la ignorancia, el oscurantismo y la manipulación ideológica.

El concepto de la maternidad en el que he­mos sido educadas es, como el propio pensa­miento occidental, una creación fundamental­mente masculina, es decir, la elucubración intelectual de quienes nunca jamás sabrán de lo que hablan. La exaltación de los valores son­rosados, tan tibios como perversos, que pre­tenden elevar a las madres a la categoría de lo sublime, sostienen una exitosa estrategia que ha apartado históricamente a las mujeres del teatro terrenal, donde se libran las luchas por el poder. Cuando me toca dar una charla en un instituto de enseñanza media, suelo decirles a las alumnas que se nieguen a que las convier­tan en seres superiores. Que no sean la poesía, sino poetas. Que no sean el amor, sino aman­tes. Que no intuyan, que piensen. Que sean mujeres, y no madres en potencia, porque así nunca las podrán sacar del mundo por el te­cho, a base de elevarlas, y elevarlas, y elevarlas sin cesar. Y porque a los hombres, a base de reservarse el papel de seres inferiores, insensi­bles, pecadores, les ha ido siempre mucho me­jor que a nosotras.

La maternidad no es una bendición, ni un regalo del Cielo, sino el acontecimiento que modifica de la manera más radical e irreversi­ble la existencia de una mujer. Así, resulta in­concebible que las grandes protagonistas de esta historia carezcan de libertad para decidir cuándo quieren emprender, o no, esa aventura. Y más inconcebible aún que la mayoría carezca de la información indispensable para tomar una decisión tan transcendental, mientras reciben presiones y soportan chantajes de todo tipo.

Por eso me parece tan necesario este libro. Y por eso celebro que lo hayan escrito las mis­mas autoras que se atrevieron a hacerlo en 1985. Conozco muy bien a Concha Cifrián. Fue­ron sus manos las que trajeron a la luz de este mundo a mi hija Elisa.

Comentarios

La paternidad no es una bendición, ni un regalo del cielo, sino un acontecimiento que, cuando la mujer te lo impone por su propia y egoista voluntad, modifica de la manera más rádical e irreversible la existencia de un hombre. Así, resulta inconcebible que los otros protagonistas de esta historia - los padres a los que se les imponen obligaciones sobre hijos no deseados impuestos por las madres - carezcan totalmente de libertad para decidir cuándo quieren emprender, o no, esa aventura.
Es muy reciente un libro, que también que glosa las virtudes de la mujer en la relación conyugal.Que nos vierte sobre nuestras conciencias una visión clara y concreta, donde se dice que la mujer como persona y como ser humano ha de ser sumisa al hombre.Y recibirlo en camisón a la puerta de casa, sonriente y perfumada ofreciendo un refresco.Con el objeto de ser mejores y hacer mejor la sociedad en la que vivimos, la mayoría de la gente de a pie.La gente del montón.La gente que no llegamos a fin de mes, hombres y mujeres. Padres y madres de familia.Ante un mundo mercantil a destajo, en donde sobrevivir sin perder la cabeza ya es un mérito importante.Encontramos estas canciones de ser sumisas las mujeres, que en muchos casos son precisamente las personas que sostienen la casa.Esos acordes de músicas celestiales, huecas que nos acostumbraron durante demasiados años a vivir en las nubes, nos traen hoy estas normas.De vidas hechas de cartón.Sin nada que ver con la realidad, de quienes han de estar buscándose la vida desde primera hora del día.Por cuatro duros.Como en un teatro griego o romano.Vemos desfilar las máscaras haciéndonos cucamonas.A las personas con cara y ojos.
Ninguna mujer desea el aborto y si lo realiza es por motivos imperativos. ¿Cómo pretenden los que creen tener, el poder de decisión estimulado por una consciencia fanática, decidir por ellas?. Están masacrando a seres humanos en guerras, como en Palestina, Siria, u otras, sin que esos supuestos defensores de la vida, muevan un dedo para paralizar las masacres.
Por desgracia, en 2010, sin ningún tipo de debate ó alaraca se modificó la Ley de ... con unos cuantos pactos realizados por debajo de la mesa sin luz ni taquigrafos. De aquellas pajas, estos lodos y ese talibanismo montaraz y cerril. Como en el tema de Catalunya, aquí, decidimos tod@s, porque de los impuestos de esos idem deben salir los medios económicos para paliar la irresponsabilidad de unas pocas. Más educación sexual, más madurez, más responsabilidad, más cultura en lo social y menos atributos sexuales sobredimensionados.
Mientras yo, hombre, ante un embarazo no deseado, no tenga derecho a desvincularme legalmente - a abortar legalmente, en fin - de un hijo no deseado, consideraré el debate del aborto - un debate sobre derechos reproductivos - como un debate que me incumbe por mucho que el hembrismo insista en que es un asunto únicamente femenino. Si la paternidad ya se le impone al hombre - con la sola voluntad de la mujer y la complicidad del Estado -, no tendré el menor reparo en desear que lo mismo se haga con la maternidad - haciendo de hecho los derechos de hombres y mujeres idénticos - importándome muy poco las consecuencias para la mujer del mismo modo que a las mujeres les importa un pimiento las consecuencias que en las vidas de los hombres tienen las paternidades impuestas. Claro y cristalino.
Genial Almudena Grandes.Totalmente de acuerdo con el prólogo que has escrito. Después de haber luchado hace tanto y por tantas mujeres, de nuevo en la Edad Media, gracias al Sr. Gallardon. Que país! Se nos hiela el corazón. Un abrazo afectuoso.
mas condon y menos llorar hombres de este foro
@aurora, por favor, por favor, por favor, ¿aconsejas pues lo mismo a las mujeres? Qué título más bueno para el libro que aquí se discute: "más condón y menos llorar".
No, generalmente las mujeres se responsabilizan de su sexualidad bien tomando medicación desde adolescentes o bien tratando de que sus parejas utilicen preservativos, ademas de esto se hacen cargo de las consecuencias que supone y que pasan por tomar la decisión de ser o no ser madres ya que es un hecho que sucede en sus cuerpos.Cuales son las precauciones y consecuencias que asumís los hombres que os quejáis tanto?
Si tan bien se responsabilizan las mujeres de la anticoncepción, resulta absolutamente incomprensible que haya un solo embarazo no deseado. Sin embargo, solo en España 120,000 abortos al año. Qué pena que la realidad venga a arruinarte la película... Es una cifra que no habla demasiado bien de esa responsabilidad reproductiva de la mujer que mencionas, ¿verdad?
o de la responsabilidad de los hombres mas bien
Las mujeres no se reproducen solas, cuales son las las precauciones y consecuencias que asumís los hombres que os estáis quejando?
Es tremendo lo que está pasando con este gobierno y las mujeres.Muy recomendable que aparezcan libros como este y que haya escritoras valientes como Almudena Grandes.Yo os recomiendo que leáis 'Cándida', una novela sobre la historia de las primeras asociaciones feministas en España, de Isabel lizarraga.
¿Responsabilidad de los hombres MÁS BIEN? Será, TAMBIÉN, en todo caso... A los hombres ya les has aconsejado lo que deben hacer: Más condón y menos llorar. Te he preguntado si aconsejas lo mismo a las mujeres puesto que la consecuencia es la misma: Un embarazo no deseado. ¿Les aconsejas lo mismo a ellas? ¿Consecuencias, dices? Pues, para empezar, tener su destino totalmente en manos de la mujer, por si te parece poco. Si la mujer decide tener el hijo contra la voluntad del padre, el hombre queda obligado legalmente a mantenerlo hasta su independencia económica, es decir, durante los próximos 30 años. Pierde el control de su propia vida. Esto no es una posibilidad. Es una realidad. Si el hombre desea tener ese hijo, queda nuevamente a merced de la mujer. Y si la mujer decide parir ese hijo, en el caso de que no sean pareja o no haya vínculo matrimonial, el hombre estará siempre a merced de lo que estipule la madre, sin apenas control sobre la educación de un hijo que también es suyo.
pues lo dicho si no quieres ser padre responsabilizate de no serlo. toma precauciones y asume las consecuencias como nosotras.Ya te he dicho lo que hacen las mujeres se medican, usan preservativos u otros métodos y si se ven en la circunstancia toman una decisión y asumen las consecuencias. (dan a luz o pasan por una intervención quirúrgica).No hay mas vueltas.
¿Asume las consecuencias "como nosotras"? Abortar es precisamente NO ASUMIR LAS CONSECUENCIAS. Es alucinante hasta qué punto son algunos capaces de mentirse a sí mismos. Es decir: Yo me emborracho, atropello a una persona y tengo dos posibilidades: Entregarme a la policía o esconder el cadáver. ¿¿¿Esconder el cadáver es, según usted, asumir las consecuencias de los actos??? Flipante...
#Eva# Cándida, es ese anuncio de la tv donde una hija le pregunta a su mami si también ... Por cierto, cuántos anuncios de anticopceptivos exclusivamente femeninos ven Vds. en tv, radio, prensa etc. Ninguno, todo son cremas para, toallitas que disimulan el, perlas para idem de lienzo. El preservativo femenino existe, como los guantes de cocina a los que se asemeja, sólo se comercializan un 1%, son engorrosos de utilizar y claro, dan un bajooon.!!! Los mejores métodos anticonceptivos son los combinados, cada uno, el suyo para obtener un alto nivel de eficacia, dejar toda la responsabilidad de la mano del hombre es una insensatez. El aborto, no es un método anticonceptivo porque ya hay concepción.
que abortar es no asumir las consecuencias es su opinión la mía es que si lo es. La consecuencia de un embarazo no deseado es que las mujeres que así lo deciden, se someten a una intervención quirúrgica. No hay consecuencias en ese caso para los varones que decidieron no tomar precauciones.Y no hay relación ninguna entre este tema y emborracharse y cometer un atropello.
ya es hora que también se hable de la ley de inmunidad a demandas de paternidad -> http://cort.as/DARA
@Aurora: El caso es exactamente el mismo. Y lo sabes. Conducir borracho / follar sin condón, irresponsabilidad. Consecuencia: Atropello / embarazo no deseado. En ambos casos, cuerpos que "molestan". Asumir las consecuencias: entregarse a la policía / parir ese hijo. Eludir las consecuencias, esconder el cadáver / abortar. En ambos casos, deshacerse del cuerpo que amenaza nuestra comodidad. ¿Crees en las secuelas psicológicas de un trauma? Entonces quizás seas capaz de comprender que el aborto de un hijo contra la voluntad del padre - en caso de que este desee tenerlo - puede provocarle problemas psicológicos serios. Y que la incertidumbre de perder el control de tu destino cuando el embarazo no es deseado - bastante mayor que en el caso de los hombres - puede provocar también problemas psicológicos muy gordos. Abandona pues la ridícula idea de que un aborto o un embarazo no deseado no tiene consecuencias en la vida del padre.
Pobre "pajeño", esta visto que la paternidad es un riesgo terrible y una de las mayores causad de mortalidad de hombres en el mundo... ah, espera, ¿qué eso solo pasa con la maternidad? ¿Qué la paternidad "impuesta" sólo afecta a tu economía y no a tu salud? ¿Qué no te impide tomar medicamentos durante 9 meses, ni produce pérdidas de calcio, ni duele? Pues va a ser que tus que tu derecho a la integridad física no está en entredicho. Respecto al señor que habla de conducir borracho y de "asumir consecuencias", quiero señalar que si la persona a la que atropella necesita una transfusión de sangre, la ley NO le obliga a donar sangre. Ni siquiera órganos si se muere. Así que también existe el respeto a la integridad física de la persona que comente la "imprudencia" (o tiene mala suerte), mientras que con el embarazo, "convenientemente" se reduce a la mujer a una incubadora y se olvida que es una persona con derechos humanos. Tiene gracia que el embarazo es el único caso en el que se habla de negar la integridad física a una persona (supuestamente en favor de la potencia de otra, pero ya sabemos que si nace, no tendrá ya el mismo "privilegio" y se le podrá negar cualquier donación de sangre del padre o madre). ¿Por qué hay gente que pide más derechos para los fetos que para los bebes? O tal vez es que consideren que las mujeres no son personas y no merecen derecho a la integridad física... ¿Cómo era eso de que el cuerpo de las mujeres es de dominio público? Viendo comentarios como el de "pajeño", parece que no estarían dispuestos siquiera a pagar más impuestos para proteger a bebes ya nacidos, no digamos donar su propia sangre y renunciar a su integridad física, así que... ¿con qué autoridad moral exigen eso a las mujeres?Las consecuencias en la vida del padre NUNCA afectarán a su cuerpo e incluso económicamente son inferiores a las que se le impone a la mujer. No sólo ella tendrá que pagar la mitad de los gastos, además repercutirá en su desarrollo profesional (todo el mundo sabe que cuando te quedas embarazada ya no te ascienden), formación si es joven (se suele retrasar años) y vida personal (Todas las horas cuidando del crío evitan que puedas hacer otras cosas). Y eso es sin contar las consecuencias para la salud. No en vano se dice que cada hijo cuesta un diente. No es sólo la pérdida de calcio y mayor riesgo de osteosporosis que aumentan el coste de los seguros médicos y empeoran la calidad de vida en la vejez. La bajada de defensas muchas veces hace que pilles enfermedades que ni siquiera puedes medicar (ya que afecta a la leche). En resumen, que si quieres comparar pagar pensión con todo eso, solo demuestra tu completa falta de empatía. Sólo te preocupas de lo que tu quieres, no te importa un cagarro lo que afecte a la mujer. Puede que a ti no tener el control (Sobre el cuerpo de otra persona) te cause un "trauma" e "incertidumbre", ¿pero sabes algo? Eso no te da derecho a tratar a nadie como una cosa. En el artículo citan dos casos de muertes por denegar el aborto ¿vuestra respuesta? "es que me hacen pagar pensiones" "es que no puedo decidir yo si ella lo tiene o no y no tener el control me causa un trauma". Dejáis claro cuales son vuestras prioridades y me hace cuestionarme porqué diablos apoyo la custodia compartida. Menos mal que hay muchos que no son así...
Cansina, trabajar durante 30 años para mantener a aquel que te han impuesto no sólo afecta a tu economía, como cualquiera con dos dedos de frente sabe. Hay hombres que mueren trabajando - ¿ignorabas, manceba, que esa siniestralidad afecta fundamentalmente al hombre? – precisamente para alimentar a hijos no deseados. Así que, ya ves, cuando pones 30 años de trabajo obligado junto a 9 meses de preñez, como que me da la risa. El embarazo, por tanto, no es ni de lejos el único caso en el que se niega la integridad física de una persona. La integridad física de los padres – de ambos – queda supeditada al beneficio del menor en todo lo referente al derecho de familia. De tal modo, un juez te obligará a realizar un trabajo que afecta a tu salud para mantener a tu hijo. Así que ya ves: Abre los ojos un poquito y mídelo todo por el mismo rasero aunque estropee la estrecha visión que tienes de la realidad. El trabajo al que te obliga la mujer que tiene un hijo contra tu voluntad causa muertes, enfermedades profesionales, achaques, muertes prematuras, accidentes, mutilaciones… por mucho que insistas en ignorarlo. Las consecuencias en la vida del padre SIEMPRE afectarán a su cuerpo por las razones apuntadas, junto con las secuelas psicológicas de perder el control de su destino. Ella no tendrá que pagar la mitad, porque él será obligado a pagar según sus ingresos, como sabe cualquier padre que no tiene la custodia de sus hijos. Ella tendrá la opción de dar al niño en adopción. Él no tendrá esa opción. Repercutirá en el desarrollo profesional de él, obligado a mantener a un hijo cuando quizás lo que él deseaba era seguir estudiando. Y afectará a su vida personal por las mismas razones. Y eso sin contar en las consecuencias para su salud dependiendo de la actividad profesional que se vea obligado a aceptar, poniendo incluso en riesgo su propia vida. En resumen, aquí tienes la comparación con toda la verdad por delante y no ignorándola deliberadamente como haces tú. Y si algo demuestra lo que he expuesto es que si alguien carece de empatía, esa eres tú. Lo que me devuelve a la viga en tu ojo. A la mujer le importa un cagarro lo que yo opine como padre. Y eso lo demuestra la falta de reivindicación respecto a los derechos reproductivos masculinos que acompañen las soflamas respecto a los derechos reproductivos femeninos. Al hombre se le obliga a ser padre hoy día y ninguna mujer mueve un dedo. Naturalmente, porque les conviene. Porque no miran más que por su propio y egoísta interés. El primero que es tratado como una cosa es el hombre. Desde hace lustros. Como dice Almudena Grandes, “ese ser inferior” al que no veo que le vaya demasiado bien, la verdad. Mi respuesta no es a las muertes por aborto. Mi respuesta es a la demanda de derechos reproductivos. ¿Queréis decidir sobre vuestros embarazos no deseados? Perfecto. Yo también quiero ese derecho. Pero, de ningún modo, que vosotras tengáis derechos de los que yo carezco. Y, encima, a mi costa. Mi prioridad es mantener el control sobre mi propia vida. ¿No te parece una prioridad razonable? ¿No tienes tú la misma? Porque eso es reclamar poder de decisión sobre hijos que no deseo. Tú quieres decidir. Yo también. Eso es igualdad de derechos. Una igualdad que hoy día no existe.
Ah, veo que me cambias el género. Pero fíjate en algo, ¿te lo han impuesto? ¿Te obligaron a no hacerte vasectomía? ¿A no ponerte condón? Pero te repito, pagar ¿30? (me parto, la leí opina que es sólo hasta los 24, así que imagino que te mola exagerar), es mucho menos que pagar 30 años, más dedicar tiempo, que tu salud se vea afectada toda tu vida, que no te asciendan (pérdida de ingresos que arrastras toda tu vida laboral que son entre 40-45 años más o menos) o no te contraten y, por supuesto, renunciar a la vida social los primeros años. Te recuerdo que no son 9 meses de preñez versus 30 años, son 9 meses de embarazo (Con sus consecuencias físicas para el resto de la vida) + 30 años de cuidados y gastos versus 30 años de pagar pensión alimentaria (asumiendo que sean realmente 30 y no 24 o menos si el hijo consigue curro, aunque hoy esta difícil). Pero sigo, la siniestralidad laboral, ¿qué tiene que ver con la paternidad? Es decir, si te paras a pensar de forma racional (y no emocional como haces tu), la seguridad laboral es responsabilidad de los jefes (con implicaciones penales, por cierto) y esos jefes suelen ser hombres. Además, en la inmensa mayoría de los casos, es predominantemente en sectores como la construcción, donde no son demasiado amigos de contratar mujeres. Así que parece que la discriminación afecta de forma negativa a los tíos también. Irónicamente es algo por lo que las feministas llevan años protestando, pero vaya, los que usan el argumento de la mortalidad no se suelen parar a investigar las causas de las cosas. Es como el asunto de la testosterona. La mayor potencia muscular supone también un mayor desgaste y menor esperanza de vida, llorale a la madre naturaleza... Más aún, el cuerpo del padre no se ve afectado por la paternidad. Un tío que trabaje en un despacho (nada raro) no verá su salud súbitamente afectada por el embarazo o el parto. Puede ni enterarse si la mujer no se lo cuenta. Así que NO, la integridad física del padre no se ve afectada. Nadie obliga a que el padre trabaje en cosas peligrosas (o siquiera trabaje). De hecho, la "defensa" de muchos hombres es declararse insolventes, así que... Vamos, que tu diatriba es lo que tradicionalmente se conoce como intentar desviar la atención. XDDDTu supuesta "verdad" no es tal. Para empezar, en muchos trabajos de oficina, el ser padre se valora positivamente como que se es "más responsable" si se trata de un hombre y eso implica ascensos y aumentos de sueldo. Mientras que en las mujeres es al revés. Además, creerte que con lo que se paga de pensión basta para pagar los gastos de un niño es cuanto menos ridículo y lo digo en serio. Si, la pensión va en función de los ingresos del padre, si son cero, ¿cuánto toca? Y el rollo de no estudiar también es gracioso, porque repito, no tiene obligación legal de dejar los estudios (puede estudiar mientras trabaja y no sería la primera persona en hacerlo) o siquiera de empezar a currar si no lo hace ya. Por otra parte, cualquier análisis te dirá que es fácil que una chiquilla embarazada deje los estudios, en gran parte por la presión social. Así que me llama la atención que lo cites como "los grandes traumas de los hombres por la paternidad forzada" y lo omitas con las mujeres. Pero seguro que no es doble rasero, ¿verdad? Es sólo que das por hecho que en orden de controlar tu vida, tienes derecho también a controlar la de las mujeres, no sea que te afecte algo aunque sea de refilón. XDDDSigo, lo de que la mujer puede "darlo en adopción" es sólo con la aprobación del padre. Una vez ha nacido un bebe, la patria potestad es de los dos. Así que ella puede querer darlo, el padre decir que no y que ella tenga que pagar pensión. Pero imagino que todo tu discurso sobre "ignorar la verdad" y mi terrible carencia de empatía (imagina, ¡considerar que las mujeres también son personas en lugar de extensiones del varón!, terrible), tal vez debas revisarlo. Insisto, te miras la legislación y luego dices algo coherente. Hay una gran frase que dice "mi libertad termina donde empieza la de los demás". Cuando empieces a considerar a las mujeres personas, todo esto te resultará más simple. Si no quieres ser padre, usa métodos anticonceptivos, dobles si hace falta. Muchas mujeres usan la píldora o el anillo además de los condones. Tu tienes la vasectomía y los condones. Si pese a todo eso falla, tal vez debas hablar con tu pareja. Pero mientras el embarazo se produzca solo en el cuerpo de las mujeres, sólo hay una integridad física implicada y no es la tuya. Porque lo repito, tu trabajo, es cosa tuya. TU decisión (Condicionada por la economía y la sociedad, pero aún). Hablas de control de tu vida, pero el control de tu vida, si trabajas o estudias, no lo pierdes. Y tampoco el de tu cuerpo. Y el control de tu vida jamás implica el control del cuerpo de otros. Tal cual. Igual que yo no puedo obligar a nadie a donar sangre, no se debe obligar a pasar un embarazo y un parto, ni a un aborto tampoco. El equivalente a tu discursito sobre tu integridad física, es si para estar seguras de que no haya embarazos no deseados te obligasemos por ley a hacerte vasectomía, que sí afecta a tu integridad física. O a donar sangre para restituir la que se pueda perder en el parto... ¿Ves que suceda algo de eso? ¿O qué te obligue la ley a follar sin condón (claro que casi mejor no dar ideas a Gallardón y Co XD)? Pues eso, tu integridad física sigue indemne. Ahora compara el "trauma" de no salirte siempre con la tuya y pagar pensión por varios años con esto:http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs348/es/Supongo que como ya están muertas y son mujeres, dirás que son cero años de impacto en sus vidas o algo así. O directamente lo ignorarás (como todo lo demás). No, no es que me falte empatía por los "pobres" hombres. Es que realmente comparo el menor de los males y sí que tenéis mucho más control del que dices que tienes, solo que a día de hoy, ese control implica responsabilizarte y no parece que lo hagas. Déjame adivinar, ¿follaste sin condón porque ella te dijo que estaba con la píldora? ¿Es eso? Entonces si, fue tu decisión. Ella no actuó bien, pero elegiste confiar en otra persona y ceder la responsabilidad del método anticonceptivo a otro. Si falla o no confiaste en la persona correcta, sigue siendo consecuencia de tu decisión. Y aún así, la consecuencia que afrontas sigue siendo menor que la que afronta ella, porque si vienen mal dadas y el embarazo se tuerce, sólo ella lo pasará mal. Confundes salud con economía y no tienen nada que ver.Claro que es posible que mi tremenda falta de empatía se deba a mi escala de valores donde integridad física > derecho a la propiedad. Tal vez para ti sea alrevés. Claro que aún así, deberías revisar cuál es el impacto económico completo, tanto a corto, como medio/largo plazo. Después de todo, el coste de oportunidad y los costes sombra también son costes...
Confieso que me da una pereza infinita rebatir las numerosas salidas de tiesto de que haces gala. Como esa de entregar al hijo en adopción: Una mujer descubre que ha quedado embarazada. No quiere abortar. Tampoco quiere cuidar del hijo. No quiere que nadie interfiera en su decisión. Así que decide no informar al padre, parir al hijo y entregarlo en adopción para que sea el Estado quien se ocupe de él. Puede hacer esto en cualquier momento de la vida del hijo. Una vez entregado en adopción, tiene dos años para reclamarlo si su situación mejora. ¡Ya ves tú qué difícil! Ahora: Un hombre no quiere cuidar de un hijo no deseado. ¿Puede delegar en el Estado durante dos años, como sí puede hacer la mujer? No, ¿verdad? Pues ahí lo tienes. Y como eso, iría una a una desmontando tus peregrinas ideas. Así que dejémonos de rodeos y vayamos directos al grano: ¿En qué afecta a las mujeres que los hombres tengan los mismos derechos reproductivos? Es decir, que ante la posibilidad de un hijo no deseado el hombre TAMBIÉN pueda desentenderse de él legalmente, bien vía "aborto legal" (no físico, evidentemente) o bien cediéndolo en algún tipo de adopción - que el Estado se haga cargo de la responsabilidad que, inicialmente, le corresponde al padre -. De tal modo, cualquier hijo recién nacido que no sea inscrito con el consentimiento del padre, queda sin la posibilidad de reclamar una paternidad ni las obligaciones que la acompañan. Adelante, espero la lista de problemas que esta solución - la que sugiero - plantea a la mujer y en qué modo limita su derecho a decidir.
Es más sencillo que eso. Si somos seres humanos desde el momento de la concepción, no podemos ser despojados de nuestra naturaleza por la arbitrariedad de una opción desinformada. Hace unas décadas, acaso hubiera cabido la duda acerca del carácter humano de las primeras etapas del desarrollo; entonces, especie y forma estaban íntimamente ligadas y los conocimientos científicos sobre genética, fisiología de la ontogenia, medicina prenatal, etc, apenas permitían otra cosa que la especulación sobre qué es y qué no es humano. Los avances del conocimiento han sido tales que ya es imposible separar al ser humano de sus raíces biológicas, de la esencia hereditaria que lo define y de su manifestación reconocible desde que se constituye como individualidad provista de identidad. De ahí viene, claro, la necesidad de que haya coherencia entre legislación y los avances del saber. Ni más, ni menos.Por otra parte, si vivimos en sociedad es para que prospere la filantropía, ese respeto al individuo por ser quien es y no en razón de su estatus, de su sexo o de su edad. Un aborto es un homicidio prenatal y, por tanto, sólo en casos excepcionales cabe darle cierto sentido humanista a una acción tan grave considerándola como un mal menor. De ahí, que el respeto a la vida humana haya de informar la iniciativa del legislador; de ahí, que un estado que se autodefine como ”social” haya de manifestar preocupación por quienes, incapaces de defenderse a sí mismos frente al poder abrumador de una voluntad destructiva, ya han entrado en la trama de la sociedad al generar señales inequívocas de su vitalidad.Y, como se puede comprobar, aquí no ha hecho un servidor la menor referencia ni a la Iglesia, ni a la trascendencia, ni a la Procesión del Corpus ni al "sursum corda". Conservadora es aquella forma de cogitación y de praxis política que se mantiene aferrada a antiguos mitos y apriorismos ideológicos desfasados, verbigracia el feminismo abortista.

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