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LA PARADOJA Y EL ESTILO
Columna
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Yo manifiesto

La salida del armario de Ian Thorpe saca a flote la importancia de la sexualidad para la carrera de un deportista

Boris Izaguirre
El campeón de natación Ian Thorpe.
El campeón de natación Ian Thorpe.Chris McGrath (Getty Images )

Es probable que las altísimas temperaturas que se registran en Andalucía hayan derretido un poco la relación de Chabelita Pantoja y su novio Alberto Isla. ¡Vaya chasco para los que defendemos a esta y otras parejas jóvenes pero bien preparadas para agitar y refrescar la coctelera social! Chabelita y Alberto son padres de un niño de cuatro meses y han revuelto este tipo de prensa con sus dimes y diretes de pareja, las entradas y salidas de Cantora, las declaraciones de la reina de la copla manifestándose decepcionada pero segura. Ahora, Alberto Isla se solaza con sus amigotes en las playas mientras Chabelita ha vuelto a Cantora como Dorothy lo hace a Kansas después de haber conocido el mítico mundo de Oz.

Y Oz no es fácil. Ha sido una vibrante semana de regresos e incorporaciones. Los futbolistas apuran sus vacaciones y Toni Kroos, que algunos pronuncian Toni Cruz, fue presentado en el Bernabéu la tarde más caliente del mes al mismo tiempo que muchos espectadores se quedaban fríos al ver todo lo que Messi tiene que pagar a hacienda: 53 millones de euros que fueron perfectamente desglosados en los telediarios de TVE, que no solo pierden audiencia sino que se ven pobres ante el poderío fiscal del futbolista argentino. Bueno, es que todos nos sentimos como mendigos ante esos millones que recibirá felizmente Hacienda. Es una aritmética en la que el Estado español, que ha perdido millones de euros por los manejos de instituciones, bancos y cargos políticos que todos conocemos, intenta sanear sus números con el ajuste de cuentas a Messi. Una reinterpretación de aquel manifiesto de los años noventa: Hacienda somos todos podría ser Messi somos todos.

¿Habría ganado Ian Thorpe las mismas medallas como heterosexual que como gay?

Es tiempo de manifiestos, sino que se lo digan a Mario Vargas Llosa y Nicolás Sartorius que en esta semana han publicado sus opiniones sobre el separatismo catalán. Vargas Llosa es antiseparatismo y muy institucional, el manifiesto de Sartorius no es lo contrario, pero tampoco es lo mismo. Como debe ser una elegante polémica en torno a manifiestos. Ambos comparten un tono romántico, y literario, porque todo manifiesto es una declaración de principios, sin determinar bien los finales. Como pasa un poquito en el amor. Ese poquito de amor que es necesario poner en todo.

En este clima cálido pero democrático cada vez hay más personas que ven necesarios los manifiestos, las reformas y los referéndums. Lavar, secar y peinar. La BBC por ejemplo esta encantada con el dilema escocés porque ha resucitado los programas de debates, que son tan de los años noventa. Como los ingleses todo lo que tocan lo convierten en pop, los invitados al popular programa son una variadísima representación de la sociedad inglesa y escocesa. Pero todos anónimos, nada de celebrities o representantes tipo los 3.000 de nuestra reciente proclamación real. Gente común, como la canción de Pulp, con su sobrepeso, sus arrugas, su ropa no necesariamente lujosa y sus dientes problemáticos. Como esta segunda década del siglo es así de caprichosa, los del debate escocés se han convertido en las nuevas estrellas de la televisión. Y en otro tipo de manifiesto.

Una manifestación de estilo propio es la de Lalla Salma cada vez que le permiten aparecer en público como por ensalmo. La esposa del rey de Marruecos fue la anfitriona perfecta durante la visita de los reyes de España. Siempre gustó Lalla por su melena pelirroja, lo mucho que ha hecho por los trajes típicos de su país y de su rey y esa sensación de que es más que una princesa del cuento de Las mil y una noches. Lo extraordinario es que aún no se reconozca en la prensa a Lalla su influencia y paciencia. Es alta, controla su peso, defiende su pelirrojismo, es musulmana y viste lo occidental como si no lo fuera. Está claro que Rania, el más conocido bastión occidental en oriente medio, no consigue eclipsarla y seguramente le birla alguna idea cuando coinciden. Que duda cabe que la revista ¡Hola! debe estar preparando ya ese gran manifiesto en el que Rania, Lalla y Letizia coincidan en una cumbre de reinas de ensueño y estabilidad.

Las palabras de Thorpe son su nueva medalla: "que tu sexualidad no ofende a nadie ni significa algo más que una elección"

Estabilidad es algo de lo que no siempre ha disfrutado el rey de las piscinas, Ian Thorpe. Y otro tipo de manifiesto puede ser el asumir tu sexualidad públicamente. La salida del armario del héroe olímpico saca a flote la importancia de la sexualidad y su exposición para la carrera de un deportista, un artista o de cualquiera. Thorpe ha tenido que atravesar depresiones y tratamientos para volver al punto de partida que le agobiaba injustamente. A nadar como un tiburón, porque una anomalía de sus talones le ofrecía mayor velocidad, le sumó un talento disciplinado para mejorar esa condición natural. ¿Habría ganado las mismas medallas como heterosexual que como gay? Su declaración televisada demuestra el nivel de tortura que los prejuicios infringen a una persona. Aunque bien recibidas, y de paso agradeciendo a Ricky Martin su participación en ella, sus palabras son su nueva medalla: que tu sexualidad no ofende a nadie ni significa algo más que una elección. De alguna manera, Thorpe explica su empeño en aparentar ser heterosexual porque anhela casarse y construir una familia. Afortunadamente existen varios países donde ese anhelo puede hacerse realidad con la persona amada. E incluso, con otro buen nadador.

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