La farsa de los indultos
Si viviéramos en un país donde la normalidad democrática fuera el denominador común, en el sentido en que los actos individuales y colectivos fueran respondidos desde un punto de vista judicial con la sabia fórmula “causa y efecto”, la negativa al indulto de Matas no hubiera explosionado en los medios como si se tratara del mejor de nuestros designios. Lo más triste y pesaroso de esta astuta decisión es que no es más que una excepción en el ranking de indultos que abanderan quienes ostentan el poder.— Cristina Olivares Capilla.
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